José Apezarena

¿Ha dimitido Salvador Illa?

Salvador Illa
Salvador Illa

Publicábamos ayer en ECD una información exclusiva en la que se contaba que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha presentado en varias ocasiones la dimisión a Pedro Sánchez, agobiado por la crisis sanitaria que ha tenido que afrontar como consecuencia de la pandemia de coronavirus.

Illa entró en el Gobierno como parte de la ‘cuota catalana’, es decir, en representación del PSC, y además en un ministerio en principio irrelevante, puesto que las competencias de sanidad se encuentran transferidas a las comunidades autónoma.

No reunía ninguna capacitación especial para esa Cartera, pero tampoco era importante puesto que no iba a tener que tomar muchas decisiones.

Por eso mismo, tampoco se ocupó de nombrar un cualificado equipo de gestión, integrado por personas capacitadas, especializadas. E incluso mantuvo el ministerio con muy pocos altos cargos.

Hasta que llegó la catástrofe. Que le ha tenido azacanado, prácticamente sin dormir, y debiendo tomar decisiones de las que no sabía casi nada, coordinando equipos, recibiendo informes que no entendía... Y, encima, protagonizando continuamente ruedas de prensa desconcertantes, para las que no tenía respuestas.

Y eso, en un hombre más bien callado, poco combativo exteriormente, que hasta entonces casi había pasado desapercibido.

Todo eso la ha ido pasando una tremenda factura. El desgaste ha resultado espectacular.

Así que, en varios momentos de la crisis, Salvador Illa planteó a Pedro Sánchez la opción de su cese. O sea, le habló de dimisión.

Los que lo han contado forman parte del equipo de personas cercanas al propio presidente del Gobierno.

 

La propuesta, la sugerencia de Illa, fue rechazada por el presidente, entre otras cosas porque lo único que faltaba es que, en pleno caos de la pandemia, cesara el mismísimo ministro de Sanidad.

La noticia de ECD de que había presentado más de una vez la dimisión, reflejada también en Twitter, mereció un tuit de Alfonso Ussía diciendo: “No existe la figura de la dimisión no aceptada. Dimitir es voluntario. Y el que de verdad quiere irse, dimite y se va”.

El asunto mereció numerosos comentarios en dicha red social, en bastantes casos coincidiendo con el punto de vista Ussía.

Sin embargo, y dicho sea amistosamente por supuesto, he de precisar que, al menos en el mundo de la política, sí existe lo que podríamos llamar la “dimisión incoada y no consumada”.

Existe el plantearle al jefe: Me gustaría dejarlo. Querría dimitir, desearía dimitir, pero si tú no lo consideras oportuno o necesario… no me voy.

O sea, hay una dimisión, un poner el cargo a disposición del que manda, una voluntad de marcharse. Pero se acepta no hacerlo, por disciplina, por supuesto espíritu de servicio, por lealtad al líder o al partido, por no estropear más las cosas.

Así que creo que puede decirse que alguien “ha presentado la dimisión”, aunque al final de hecho haya continuado donde estaba. Existe, en fin, la dimisión no aceptada.

Pero también es cierto que si alguien quiere de verdad irse, se va.

Y está claro que Salvador Illa no quería irse “de verdad”. De verdad de la buena, como suelen decir los chiquillos.

Por cierto, y ahora que no me oye nadie. Ha pasado también con algún otro miembro del Gobierno. Ya lo contaremos. Creo.

editor@elconfidencialdigital.com

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