José Apezarena

El ‘hermano’ Mohamed VI aprieta el cuello a España

Los reyes de España y Marruecos.
Los reyes de España y Marruecos.

Mohamed VI está tenso, y eso siempre es una mala noticia para España. Ya lo comprobamos no hace mucho, cuando nos mandó unos miles de falsos emigrantes a la frontera de El Tarajal, en Ceuta.

Cada 6 de noviembre, nuestros vecinos festejan con solemnidad el aniversario de la Marcha Verde, la invasión del entonces Sahara español por un millón de personas, en su mayoría mujeres y niños, que condujo al abandono de aquellos territorios por parte de Madrid. Ya es mala noticia que para los marroquíes constituya motivo de gran celebración lo que se convirtió en una derrota de España. Porque, se diga lo que se diga, salimos de allí con el rabo entre las piernas. Lo cual no quita para que quizá fuera la mejor solución.

Este año, 46 aniversario de la epopeya, Mohamed VI ha pronunciado un discurso con algunas claves inquietantes. Porque no solamente reiteró la marroquinidad de la ex colonia española, algo que entra en el guion, sino que aprovechó para lanzar mensajes de advertencia a España y a la UE.

No hay que olvidar que el Tribunal General de la Unión Europea ha anulado los acuerdos pesqueros con Rabat por incluir las aguas y el territorio del Sáhara Occidental, cuya soberanía no le reconoce.

Mirando a quienes mantienen posturas indefinidas sobre el problema, el monarca afirmó que Marruecos “no dará con ellos ningún paso económico o cultural que no abarque el Sahara marroquí”. Más contundente resultó esta otra frase: “Ahora estamos en nuestro derecho de esperar de nuestros socios posturas más atrevidas y claras con relación a la cuestión de la integridad territorial del reino”.

Si el pasado 20 de agosto pareció que el monarca alauita quería recomponer las maltrechas relaciones con Madrid, dañadas seriamente tras la invasión de Ceuta, y anunció su voluntad de “inaugurar una etapa inédita”, y el 12 de octubre, Fiesta Nacional de España, se felicitó por las “excelentes relaciones” entre los dos países, ahora las tornas han cambiado otra vez.

Es la historia de nunca acabar con nuestro vecino africano, en la que Rabat tiene siempre la iniciativa y decide, casi a su antojo, cuándo palo y cuándo zanahoria.

Y nosotros tenemos que andar con pies de plomo continuamente. Como acaba de ocurrir con la noticia, publicada por Confidencial Digital, de que la Armada lleva meses alertando de la piscifactoría que Marruecos ha instalado en aguas españolas de las Chafarinas. Ningún acto o gesto de Rabat es inocente o gratuito en esa zona. Los buques que patrullan por el Estrecho han enviado fotografías y ubicaciones GPS de las bateas al Mando de Operaciones, pero desde el Gobierno no ha habido ninguna reacción.

No obstante, ahora, detrás aparece el conflicto con Argelia, activado tras la muerte de tres camioneros argelinos, y el clima casi pre bélico que se aprecia entre dos países que han disputado una carrera de armamento en la que, por lo que parece, Rabat acaba de tomar la delantera gracias a la compra de avanzados equipos israelíes. Por eso se atreve a más.

 

Y, según los analistas, España puede convertirse en un rehén, en el pulso entre marroquíes y argelinos.

En relación con España, y palabras aparte, lo cierto es que Mohamed VI no ha soltado la soga que nos aprieta el cuello. No ha retornado a Madrid su embajadora, llamada a consultas en mayo, no se han abierto las fronteras de Ceuta y Melilla, sigue pendiente el viaje a Rabat del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y, para que no falte nada, Argelia acaba de cerrar el gasoducto a España que pasaba por territorio marroquí.

Por eso, desde un punto de vista de interés nacional, y casi cínico, lo mejor que puede pasar a España es que Marruecos tenga problemas con Argelia a propósito del Sahara. Porque, mientras tanto, el ‘hermano’ Mohamed VI no tendrá tiempo ni ganas de enredar con España.

Quien dice España, dice Ceuta y Melilla. Y después... Canarias.

Por cierto, Pablo Casado ha acusado a Pedro Sánchez de no proteger las fronteras de España, y ha puesto como ejemplo a Polonia en su crisis con Bielorrusia. “¿Por qué no hace lo mismo garantizando nuestras fronteras?”, ha planteado. Una frase que a algunos les ha servido para afirmar que el presidente del PP estaba pidiendo que despliegue el Ejército para blindar la frontera con Marruecos, cosa que no dijo. Pero ese es otro asunto. Y para otro día.

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