José Apezarena

Las hijas de Zapatero y las hijas de Pedro Sánchez

Begoña Gómez y Pedro Sánchez.
Begoña Gómez y Pedro Sánchez.

Siendo presidente del Gobierno, Confidencial Digital publicó una noticia sobre el final de curso de las hijas de Zapatero, diciendo, en síntesis, que habían terminado el año con normalidad en el Instituto donde estudiaban. No se añadía nada más.

Inesperadamente, recibí una llamada desde La Moncloa, en la que, de parte del presidente, me trasladaban su desagrado y protesta por dicha información, con el argumento de que él y su mujer deseaban que sus hijas, Sonsoles y Alba, quedaran absolutamente al margen del foco mediático. Y, añadían, nuestra noticia no había respetado esa voluntad familiar.

Aunque se trataba de una noticia casi anodina, sin más recorrido, reconozco que dediqué una rato a reflexionar sobre lo que se me había comentado.

Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando, no mucho después, esas dos muchachas, cuyo anonimato por lo visto se pretendía proteger férreamente, desfilaron por las calles de Madrid, públicamente, subidas en la carroza que el PSOE había fletado con ocasión del Día del Orgullo Gay. Y allí fueron fotografiadas.

No quedó ahí la cosa. Son bien conocidas las famosas imágenes de la familia Zapatero-Espinosa, es decir, los padres y sus dos hijas, con los Obama, en Washington. Unas fotografías que se tomaron con su consentimiento, por supuesto, y que circularon profusamente. ¿Dónde quedaba el objetivo del anonimato a toda costa?

Ahora, el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sacado a la palestra mediática a sus dos hijas. Resulta que Ainhoa y Carlota, que así se llaman, por lo visto cogieron la libreta de notas que tiene en su sitio cada asistente al Consejo de Ministros, y le dejaron escritos estos mensajes: “Hola, te quiero mucho papi”. “Te quiero y molas mucho”, adornado con corazones trazados con subrayador amarillo fluorescente.

Así que, según el relato oficial, al llegar a la sala, el presidente se encontró en la mesa el mensaje de apoyo de sus hijas.

Sánchez decidió hacer una fotografía a la hoja manuscrita y subirla a las redes sociales, añadiendo comentarios como “Orgullo de padre” y “Os quiero”.

Comprendo, faltaría más, la supuesta intención de Ainhoa y Carlota de dar una alegría a su padre, y de mostrarle todo el cariño, de animarle, precisamente en unos momentos difíciles para él, cuando estaba en todos los mentideros por las acusaciones de plagio en la tesis doctoral. Le veían en dificultades y querían apoyarle. Lo entiendo. Y hasta me parece bien.

 

Lo que no entra en mi cabeza es que Pedro Sánchez decidiera dar publicidad a esa iniciativa, ofrecer a la curiosidad ciudadana un gesto familiar tan íntimo, protagonizado por sus dos hijas. Con ello, las ha expuesto en la plaza pública, poniéndolas en el primer plano noticioso.

Muy mal ha tenido que sentirse el presidente del Gobierno, muy agobiado, muy abrumado, muy acorralado por las acusaciones últimas, como para haber protagonizado una actuación semejante. De la que no sé si ya se habrá arrepentido.

Me parece que no todo vale en la disputa política. Ni siquiera aunque uno se sienta al borde de la catástrofe. No, al menos, el recurso a utilizar a sus propias hijas. A las que, como digo, ha colocado en el foco. Quizá irremisiblemente.

¡Qué poca cabeza!

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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