Kétchup contra Vox
Tengo para mí que Pablo Echenique no es precisamente el político más hábil de este país. Ni, bajando un poco el listón, tampoco de Podemos. A pesar de que le hayan convertido en portavoz del partido. Es lo que pienso y así lo digo.
No ha estado muy listo cuando, sobre la agresión a la diputada de Vox Rocío de Meer, en Sestao, alcanzada por las pedradas y sangrando de una ceja, publicó en Twitter: "Solo hizo falta un poco de Ketchup para que se tragaran el bulo". Un bobada más de las suyas. Pero sobre todo un error garrafal.
Y a todo esto, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias callados como esfinges egipcias. ¿Acaso dan su visto bueno a la táctica de la pedrada? Parecería que sí. Bueno, hasta que un día le toque a alguno de los suyos, como les ha ocurrido con el famoso "jarabe democrático" a la puerta del chalet de Galapagar.
Y tampoco van a llevarse el primer premio de inteligencia política los extremistas gallegos que corearon en las calles el grito "Ortega Smith / muerte por Covid".
En una sociedad democrática y libre, el apedreamiento de los rivales políticos es un comportamiento sectario inadmisible. Y perseguible penalmente.
Y desearles a voz en grito la muerte, también. Lo mismo que no se puede permitir un ejercicio de tiro al blanco con las efigies de dirigentes de izquierda. Aunque a estos últimos sí los han identificado y detenido.
Hablando de listos y de inteligentes, la agresión física contra Vox, contra sus candidatos y sus líderes, es, política y electoralmente hablando, un camino equivocado.
Primero, porque no les van a asustar. Todo lo contrario, se van a crecer. Y con motivo.
Segundo, porque, con actuaciones semejantes, lo que van a conseguir es lo contrario de lo que, por lo visto, pretenden. El resultado va a ser que sus partidarios se reafirmen en la decisión de votarles, y que algunos otros, que no pensaban hacerlo, se les sumen.
Si de verdad buscan minimizar a Vox y rebajar los apoyos, lo que tendrían que intentar es silenciarlos. Que pasen inadvertidos, que ni se hable de ellos. Pero no. Recurren a la pedrada y al ejemplo del Ketchup. Y con ello les dan portadas y adhesiones.
Ya digo que muy listos no parecen.
Por cierto, fallo garrafal de la Ertzaintza en su deber de garantizar el pacífico desarrollo de una campaña electoral. Fallo de los agentes... o de sus jefes.
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