José Apezarena

Madrid no es toda España… pero casi

Preparativos de unas elecciones en España.
Preparativos de unas elecciones en España.

Es una evidencia el elevado protagonismo que se otorga a Madrid y a las cosas de Madrid, capital y comunidad, en los grandes medios, televisiones, tertulias…

Ese fijación puede tener un coste, por lo mismo que sus asuntos no se enfocan con igual vara de medir que con el resto. Así, se pone atención en la situación sanitaria por el Covid, contagios, fallecidos, se insiste en que son peores que la media del país, pero, por ejemplo, apenas se presta atención a datos de otras zonas, y más en concreto apenas se cae en la cuenta de los pésimos datos de Cataluña.

Por poner otro caso. El Gobierno ha dictado el uso obligatorio de mascarilla en el exterior en todas las circunstancias, incluyendo por ejemplo las playas. Canarias y Baleares han optado por la insumisión, anunciando que no cumplirán esa directriz, pero tal decisión apenas ha provocado polémica. En cambio, si esa negativa la hubiera protagonizado Madrid, el escándalo resultaría mayúsculo, y los medios y las tertulias arderían.

Dicho lo cual, puedo entender el cansancio, hartazgo, de otras zonas de España al observar el intenso seguimiento que los medios nacionales hacen de lo que ocurre en la capital.

Se da muy posiblemente un ‘efecto sede’, puesto que los grandes medios están sobre todo en Madrid. A lo que conviene añadir el ‘efecto capital del Estado’.

Haya o no fundamento para dedicar tanta atención informativa a Madrid, ahora, en el caso de las elecciones del 4 de mayo, sí parecen existir argumentos de peso, porque esos comicios han alcanzado evidente relevancia nacional. Motivo: muchos se juegan mucho ese día a nivel general. Bueno, en realidad nos lo jugamos todos.

Se ha escrito que Madrid se ha convertido en el laberinto del nuevo escenario político.

Una prueba de esa trascendencia singular es que todo un vicepresidente del Gobierno, líder de un partido nacional, ha renunciado a su sillón en La Moncloa para convertirse en candidato a presidir la autonomía. La razón es que Podemos se enfrenta en Madrid el ser o no ser.

Lo mismo ocurre a Ciudadanos, donde un fracaso serio, es decir, quedarse fuera como pronostican las encuestas, sería la puntilla

 

También en el PP son conscientes de lo que está en juego. El propio Casado ha colgado su futuro, es decir, la posibilidad de llegar un día a La Moncloa, del resultado que alcance Díaz Ayuso.

En su caso, no solo está en cuestión seguir o no gobernando, sino sobre todo qué precio deberá pagar para mantenerse. Es decir, si va a necesitar formar coalición con Vox. Porque una entrada de Vox en el gobierno regional destroza al esquema estratégico de futuro que ha trazado Génova, que busca ahora el viaje al centro (aprovechando la ausencia de Ciudadanos) y alejarse de la derecha.

En cuanto al socialismo, la convocatoria anticipada le ha cogido por sorpresa. Ha tenido que improvisar un candidato bastante mediano, y además ha de afrontar un problema más que grave: hay socialistas que hoy se resisten a votar a Gabilondo, porque no se fían de que no acabe pactando con Podemos. Es decir, de que, a pesar de sus promesas, no haga “un Sánchez”.

A lo mejor Pedro Sánchez no se ha dado cuenta, pero en su partido existe hartazgo de la compañía y alianza con Podemos. Tanto, que esos socialistas estarían dispuestos a no votar, a quedarse en casa y abonar la abstención, para no tener que verse otra vez del brazo de Iglesias y compañeros.

Sí, Madrid no es toda España. Pero en estos momentos, casi.

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