José Apezarena

Maldito Gobierno de coalición

Pablo Iglesias abraza a Pedro Sánchez.
Pablo Iglesias abraza a Pedro Sánchez.

Seguramente nunca imaginó Pedro Sánchez, los disgustos que le iba a provocar establecer, por vez primera en este país, un Gobierno de coalición a nivel nacional.

Porque, en muchos momentos, la presencia de Podemos en el Consejo de Ministros ha convertido en un verdadero infierno la presidencia de Sánchez, que se ha visto obligado a equilibrios increíbles, además de tragarse no pocos sapos.

Por si faltara algo, Podemos lleva tiempo desmarcándose de sus socios, es decir, ‘fabricando’ su propia alternativa de cara a las siguientes elecciones, de forma que no se le identifique con el socialismo, algo que les restaría intención de voto.

Cierto es que el actual inquilino de La Moncloa lo da todo por bueno, porque, a cambio, se mantiene en el poder, que es lo que ha buscado siempre y por lo que trabaja sin descanso también ahora.

Y no le ha importado, para lograrlo, pagar precios a quien haga falta, sin mirar: a podemitas y comunistas, a independentistas y separatistas, a feministas radicales…

Al mismo tiempo, vista la difícil convivencia con sus socios de Podemos que ha debido manejar Pedro Sánchez, esa realidad puede en el futuro frenar a otros partidos a la hora de plantearse un Gobierno de coalición.

Como es sabido, la vía de un Gobierno integrado por los dos principales partidos, socialistas y populares, se planteó en más de una ocasión, sobre todo en las coyunturas más graves para el país.

Se habló de ello en momentos en que parecía ineludible unir fuerzas para hacer frente a desafíos tan peligrosos como la crisis económica de 2008, pero también ante el riesgo de ruptura de España por la amenaza del separatismo catalán. Y, en el pasado, frente a la brutalidad del terrorismo de ETA que ensangrentaba el país.

Uno de los frenos que tanto PSOE como PP, siendo mayoritarios, manejaron, para resistirse a la coalición con el otro partido, minoritario, era el principio, comúnmente aceptado, de que, en los Gobiernos de coalición, quien sale ganando es el primer partido, el que lidera, mientras que resulta perjudicado el segundo.

 

Lo ocurrido en Alemania, sin embargo, con la victoria del SPD frente al partido de Merkel, niega tal axioma: los socialdemócratas eran los socios del hegemónico CDU, y sin embargo acaban de ganar las elecciones y van a gobernar.

No obstante, y volviendo al principio, las amarguras de la mayoría socialista ante los manejos de sus socios, seguramente harán pensárselo dos veces a cualquier de los grandes partidos de cara a repetir lo del Gobierno de coalición.

Aunque, como bien dice el refrán, a la fuerza ahorcan.

editor@elconfidencialdigital.com

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