José Apezarena

El olfato político de don Juan Carlos

Son muchos los que han ponderado lo que llaman ‘olfato político’ de don Juan Carlos. Una cualidad singular que le ha permitido intuir por dónde iban las cosas y adelantarse, tomando decisiones aparentemente inviables y que sin embargo resultaron ser la solución o la salida a un atolladero o ante un grave problema.

Se cita sobre todo, como manifestación especial de esa capacidad de verlas venir y de acertar, la elección del falangista Adolfo Suárez precisamente para pilotar los primeros gobiernos de la democracia, previo trabajo de desmontaje del aparato del régimen desde dentro.

La decisión de abdicar, anunciada de improviso y por sorpresa el 2 de junio, hay que situarla, con toda probabilidad, en ese ámbito de las intuiciones políticas y el oler los vientos propio del monarca.

Después de proclamar una vez tras otra, con firmeza y hasta con enfado, que no tenía la menor intención de abandonar, y que su apuesta era la sucesión natural, por fallecimiento, el 5 de enero llegó a la convicción de que lo que tenía que hacer era dar paso a su hijo. Abdicar.

Don Juan Carlos se había esforzado, los meses anteriores, en retomar con cierta normalidad su agenda, en viajar, en presidir, intentando canalizar un trabajo cuyo objetivo de fondo era la recuperación de imagen, suya, pero sobre todo de la propia monarquía.

Y de pronto lo vio. Entendió que esa recuperación no se estaba produciendo. Y que, además el país necesita un empujón especial para empezar a salir delante de sus problemas, y que esa desencadenante podía ser y sería la presencia de su hijo Felipe en la jefatura del estado.

Estoy seguro de que al rey cesante le costó un mundo esa retirada voluntaria, pero lo hizo. Lo mismo que le estará pesando fuertemente su drástica voluntad de no asistir al acto de proclamación, ni a la recepción del día 19 en el Palacio Real.

¿Alguien se imagina la confusa escena que habría resultado si se hubiera producido la presencia de dos reyes por los salones, saludando uno a un grupo, el otro a un grupo distinto?

Don Juan Carlos ha dado un rotundo paso atrás. Fruto de ese instinto que tan eficaz le ha sido durante casi cuarenta años de reinado. El último servicio a su país.

 
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