José Apezarena

A sus órdenes, general Leonor de Borbón

Princesa Leonor

Ha quedado despejado el horizonte militar de la princesa Leonor, con el anuncio de que pasará por las tres academias militares, Zaragoza, Marín y San Javier, de las que saldrá, al cabo de tres cursos, con el grado de teniente.

En la actualidad hay en los ejércitos 15.912 mujeres, lo que supone un porcentaje del 12,9% sobre el total de efectivos; los ingresos de mujeres en las academias militares han aumentado un 6%; y en la Academia General de Zaragoza hay 1.125 alumnos, de los cuales 160 son mujeres, un 14,2%.

Cuando don Juan Carlos decidió enviar a su hijo Felipe a los centros de formación militar, trasladó a la dirección de las academias el mensaje de que no se trataba de dar al heredero una formación técnica, cuanto de que conviviera con los miembros de los ejércitos, para conocerlos, pero también para que le conocieran. Y, por supuesto, de que adquiriera las virtudes de esa profesión. Así se cumplió entonces y, en principio, lo mismo ocurrirá con Leonor.

Aunque ahora existe una diferencia, digamos, académica. El paso por los centros militares otorga hoy una doble titulación, civil y militar. En cuanto a la primera, es un grado universitario con validez en todos los países de la Unión Europea, que permite ampliar su formación con estudios de posgrado, máster y doctorados. En cuanto a la segunda, la condición de teniente.

El grado es de Ingeniería de Organización Industrial, título oficial de la Universidad de Zaragoza. Algo que, de alguna manera se corresponde con lo que se adelantó en ECD, que a Leonor le tiraba cursar una ingeniería.

Desde que finalizó el paso por las academias, Felipe de Borbón ha seguido siendo  un“militar”. Por el contacto continuado que ha mantenido con sus compañeros de armas, con las fuerzas armadas en general, pero también porque fue ascendiendo al mismo ritmo que lo hacían los integrantes de su promoción.

Así lo quiso él mismo. Por eso, cuando se anunció la boda con Letizia, no faltó quien propusiera un salto, el ascenso a general por decreto, con el fin de dar mayor rango y brillantez al enlace. Y fue el propio Felipe quien se negó. Motivo: no quería diferenciarse de sus compañeros de armas. Y, en efecto, contrajo matrimonio con uniforme de gala de comandante del Ejército de Tierra. En la bocamanga, la estrella de ocho puntas.

Cuando fue proclamado rey, ese ritmo se rompió por imperativo constitucional, ya que, como jefe del Estado, le corresponde el mando supremo de las Fuerzas Armadas.

Pero, de no haber ocurrido así, ahora habría ascendido a general, como está ocurriendo ya con sus compañeros de promoción en los tres ejércitos.

 

Ese mismo recorrido cubrirá en su día la princesa Leonor, que, igualmente, irá ascendiendo a capitán, comandante, teniente coronel y coronel, para llegar finalmente a general. La general Borbón.

Para entonces, cuando pasen cuarenta años, resultará mucho más normal que haya mujeres que ostenten el grado de general. Muchas más que Patricia Ortega, la primera mujer ascendida a general en la historia de España, y que Begoña Aramendía Rodríguez de Austria, la segunda.

¿Y qué hará Leonor cuando termine la formación militar? Según la ministra de Defensa, “podrá incorporarse al grado universitario que ella considere oportuno”. Si se insiste en calcar a la letra el proceso formativo de su padre, cursará la carrera de Derecho. Salvo que ella insista en la citada inclinación por la ingeniería. Que no creo que ocurra.

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