José Apezarena

Pablo Casado y Pedro Sánchez, sin aliento

Votación en unas elecciones.
Una mujer votando en las últimas elecciones generales.

El rotundo cambio político producido en España, que ha pasado del bipartidismo al quintopartidismo, proporciona emociones nunca conocidas.

La existencia de cinco formaciones en liza, junto con las novedosas condiciones del panorama social, anuncian unas elecciones generales y un escrutinio de votos auténticamente de infarto.

Es que todos los demóscopos coinciden en dos previsiones de aquí al 28 de abril. Primera, que esta vez la campaña sí va a resultar decisiva. Segunda, que un alto porcentaje de ciudadanos no decidirán su voto hasta el último minuto.

Esas circunstancias explican los vuelcos que van dando las sucesivas encuestas electorales respecto a quién y cómo se formará el futuro Gobierno.

Lo cual tiene a los dos principales candidatos a ser presidente del Gobierno, es decir, a Pedro Sánchez y a Pablo Casado, con el aliento contenido. Sin poder respirar.

No hace demasiado, los sondeos anunciaban que el tripartito del centroderecha, es decir, PP, Ciudadanos y Vox, conseguirían una mayoría clara para formar Gobierno, a pesar de que el vencedor en las elecciones será el PSOE. Lo cual dejaba a Pedro Sánchez fuera de La Moncloa.

Este fin de semana, vuelco en las previsiones, porque otra encuesta pronostica un “frenazo” de Ciudadanos, que pone en riesgo la mayoría del tripartito y coloca a los socialistas con opciones de repetir Gobierno.

Según esa encuesta, sube el PSOE, el PP sigue estancado, Ciudadanos va a la baja, y Vox se sitúa por delante de Podemos. El tripartito, con casi el 50% de los votos, sin embargo no podría gobernar. Lo cual descartaría a Pablo Casado como futuro presidente del Gobierno.

El PSOE resulta el partido más votado, con el 27,3%, lo que le supone 110-114 escaños, casi 30 más de los 84 alcanzados en 2016. Crece cinco puntos respecto a diciembre, a la vez que Pedro Sánchez pasa, por vez primera, a ser el líder más valorado, superando a Albert Rivera.

 

El PP se sitúa ocho puntos por detrás de los socialistas, con un 19,1% de intención de voto, muy lejos del 33% alcanzado en 2016, y se quedaría en 75 escaños, es decir, perdería 62-66 de los actuales 137 diputados. Una enormidad.

Ciudadanos, con el 16% y entre 54 y 58 diputados, crece de forma clara respecto a los 32 conseguidos en 2016, pero queda lejos de los sondeos de diciembre, que le daban 70 escaños. Un retroceso claro. A pesar de lo cual se colocaría punto y medio por delante de Podemos y le aventajará en una veintena de diputados.

La gran novedad, Vox, se sitúa ahora en el 13,3% y  44-46 diputados, algo que implica que lograría entre el 25% y el 30% de los votos en un buen número de provincias. Se coloca por delante de un Podemos casi en descomposición, cuyo actual 14,4% queda muy lejos del 21% de 2016, y de 71 diputados pasaría a 37-39.

Ese retroceso de Podemos, a su vez, pone en peligro las opciones de Pedro Sánchez de alcanzar los 176 apoyos necesarios para mantenerse en La Moncloa. Todo está en el aire.

El voto a Vox es la principal causa de la fuerte derrota del Partido Popular: perderá buen número de escaños precisamente en provincias pequeñas, diputados que en principio irán a parar al PSOE.

Hasta aquí las encuestas del fin de semana. Nada impide que en siete días el panorama vuelva a cambiar.

Decía que esta vez la campaña va a resultar decisiva. Lo que ocurre es que ya estamos en campaña electoral.

Y, con estos vaivenes, Pedro Sánchez y Pablo Casado, conteniendo el aliento.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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