José Apezarena

Parece que el todopoderoso Félix Bolaños no era tan listo

Si no quieres taza, taza y media.

El Tribunal Constitucional declaró en julio inconstitucional el primer decreto del confinamiento, dictado por el Gobierno tras declararse la pandemia de Covid-19. Consideró que la restricción de derechos decidida por el Ejecutivo, de “altísima intensidad”, excedía “lo que la Ley Orgánica permite para los estados de alarma”. Taza.

Para decisiones de tal calado, que afectaban a derechos fundamentales, había que haber optado por declarar estado de excepción, no de alarma.

Más tarde, el TC desautorizó el cierre del Congreso durante el tiempo que duró el estado de alarma. El amordazamiento de la Cámara baja.

Y ahora, taza y media. El tribunal acaba de tumbar también la prórroga de seis meses del estado de alarma y la cogobernanza con las autonomías.

¿Quién diseñó la estrategia jurídica que, por tres veces, ha sido tumbada por el Tribunal Constitucional?

Conviene recordar que, al comienzo de la pandemia, la entonces vicepresidenta primera, Carmen Calvo, propuso aplicar el estado de excepción. Y quien lo rechazó fue el en ese momento secretario general de la Presidencia, Félix Bolaños, hoy convertido en flamante ministro de Presidencia y hombre fuerte de La Moncloa.

La vicepresidenta planteó "dudas" sobre el estado de alarma y apoyó, en las reuniones con Sánchez, una vía "más prudente". Tenía razón, por lo visto, y no Félix Bolaños, que sale tocado.

El hoy ministro de Presidencia ha asumido en La Moncloa los poderes que acumuló Iván Redondo en materia de ‘fontanería política’, a lo que se añade que, a falta una vicepresidencia ‘política’, coordina la marcha del Gobierno, organiza los Consejos de Ministros, y tutela la actividad parlamentaria a través de la Secretaría de Estado de Relaciones con las Cortes. Se ha convertido en el vicepresidente político de facto.

 

Durante estos tres años de Gobierno de Pedro Sánchez, Félix Bolaños ha sido el experto jurídico del Gabinete. Por él han pasado todos los papeles. Y también tuvo entrada en las reuniones de la comisión de Secretarios de Estado y Subsecretarios, el órgano que prepara los Consejos de Ministros.

Nacido en 1975, de origen humilde según las biografías, se licenció en Derecho y fue número uno de su promoción, tanto en el Curso General de Abogacía como en el Curso Especial de Derecho Laboral, impartidos por la Escuela de Práctica Jurídica.

En 2001 entró en el Departamento Laboral del despacho Uría Menéndez, en 2005 ingresó en el Banco de España como Letrado Asesor en materia laboral, sindical y de Seguridad Social, y en 2008 fue jefe de la división de Asesoría Jurídica Laboral y Documentación Jurídica del Banco de España. Está casado y tiene un hijo.

Militante socialista de la agrupación de La Latina, miembro del Comité Regional de Madrid, en el Congreso Extraordinario del PSOE celebrado en julio de 2014 resultó elegido secretario de la Comisión de Ética y Garantías, cargo para el que volvió a ser designado en 2017.

Fue nombrado por la ejecutiva federal coordinador para la elaboración del nuevo Reglamento de Desarrollo de los Estatutos del PSOE, que se aprobó por el Comité Federal el 17 de febrero de 2017. Se trata del reglamento impulsado por Pedro Sánchez para otorgar más poder a las bases frente a los órganos del partido.

En el 40 Congreso, celebrado en Valencia, ha coordinado una de las ponencias más importantes, “PSOE 2030: un partido de futuro”, que establece el nuevo modelo de organización interna.

Tiene fama de negociador. Fue interlocutor único con la familia Martínez-Bordiú para la exhumación de los restos de Franco, y ha pilotado las conversaciones para la renovación de cargos en los altos organismos: Tribunal de Cuentas, Defensor del Pueblo… Fue el cerebro de la redacción de los indultos a los líderes independentistas catalanes.

Como ministro de la Presidencia, le toca gestionar la discutible Ley de Memoria Democrática, en cuya redacción ha participado muy directamente. Y él fue el organizador del funeral ‘masónico’ celebrado en el Palacio Real en homenaje a las víctimas del Covid-19.

Con fama de hombre discreto, que prefería permanecer en un segundo plano, ahora ha dado el salto al primer plano político, convertido en “ministro estrella” del nuevo Gabinete. Estrella o más bien “estrellado”, porque todas las decisiones jurídicas que promovió durante la pandemia están siendo declaradas ilegales.

Visto lo cual, y teniendo en cuenta los sofocos que tiene que pasar el Gobierno con esas decisiones desmontadas por el TC, a lo mejor no era tan listo Félix Bolaños.

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