José Apezarena

Pedro y Begoña, de míster Falcon a lady Falcon

Begoña Gómez y Pedro Sánchez.
Begoña Gómez y Pedro Sánchez.

No anduvieron finos lo asesores de La Moncloa organizando el viaje de Pedro Sánchez a Granada para inaugurar el AVE a esa ciudad, porque el presidente, que había elogiado durante el trayecto las ventajas de ese medio de transporte, regresó a Madrid en avión (un Falcon), y llegó a La Moncloa en helicóptero.

Lo del uso, o abuso, de los aviones oficiales parece que le va a perseguir a Pedro Sánchez. Su utilización para asistir a un festival de música en Alicante, las fotos ‘oficiales’ dentro del avión con gafas de sol en plan nuevo rico… le van a perseguir. Hay quien empieza llamarle “míster Falcon”.

En la campaña de las últimas generales, desde ámbitos del PP inventaron una supuesta agencia de viajes llamada Falcon Viajes.

Un problema de imagen añadido es que su esposa, Begoña Gómez, parece haberse aficionado también al avión oficial. Acompañó al marido al festival de Alicante, pero, sobre todo, se apunta cada vez más a los viajes internacionales.

Lo acaba de hacer con el desplazamiento a Osaka (Japón), a la cumbre del G-20, donde, la verdad, la esposa del presidente del Gobierno no pintaba mucho.

Es conocido que las esposas de los presidentes del Gobierno han tenido muy escaso protagonismo en España durante todos estos años.

Amparo Illana, Pilar Ibáñez Martín, Carmen Romero, Ana Botella, Sonsoles Espinosa y Elvira Fernández, esposas, respectivamente, de Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy se mantuvieron en un deliberado segundo plano.

Por el contrario, da la impresión de que doña Begoña Gómez intenta convertirse poco menos en la “primera dama”. Al menos por los hechos.

Apenas llegar Sánchez a La Moncloa, fue fichada por el Instituto de Empresa, para dirigir un nuevo centro en África. Comenzó a trabajar esa faceta con la asistencia a numerosos actos benéficos. Se escribió entonces que buscaba convertirse en primera dama “solidaria”.

 

En las visitas oficiales de jefes de Estado, suele ser habitual en el protocolo que les acompañe su esposa. No ocurre así cuando se trata de primeros ministros y jefes de Gobierno, que transitan por el mundo habitualmente en solitario, sin pareja.

No lo cumple Begoña Gómez: acompañó a Pedro Sánchez en su visita a Cuba, un viaje organizado desplazando a los reyes, que llevaban preparándolo año y medio, y ahora a Japón.

En opinión de un buen analista, persona informada, que vio por televisión las imágenes de la llegada a Cuba, ella bajo del avión oficial cual nueva Jacqueline Kennedy.

Que dicha escena no pasó inadvertida, lo demuestra el rótulo de un periódico nacional que, aludiendo al llamativo color del traje-pantalón que lucía la señora de Sánchez, titulaba así la fotografía: “La reina roja”.

Se trataba de un enfoque con doble intención, por lo de “reina” y por lo de “roja”.

Con ocasión de esa presencia en Osaka, algunas crónicas le han llamado “la segunda dama”, aludiendo a la condición de la reina Letizia como primera dama del país.

Tanto utilizar el avión oficial, y verle subir y bajar de los aviones, no es extraño que algunos comentaristas hayan también empezado a llamarle "lady Falcon".

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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