José Apezarena

Pedro Sánchez no cree en los reyes

Felipe VI saluda a Pedro Sánchez en el Palacio de la Zarzuela.
Felipe VI saluda a Pedro Sánchez en el Palacio de la Zarzuela.

Pedro Sánchez asegura en su libro "Manual de resistencia" que tiene una "relación de complicidad" con Felipe VI, que comenzó a raíz de la decisión de Rajoy de no aceptar la propuesta de presentarse a la investidura tras las elecciones de diciembre de 2015.

"Conectamos de forma especial, confiamos el uno en el otro y se estableció una relación muy franca", afirma. Y añade que "una corriente de confianza mutua" se estableció entre ellos.

Los hechos sin embargo, al menos los protagonizados por el político socialista, no parecen confirmar esa aparente complicidad mutua. Más bien al contrario.

En efecto, Pedro Sánchez parece tener alguna fijación personal con el rey. Da la impresión de que lo siente como un competidor suyo, un rival, y que está obrando en consecuencia.

Algo así como si le molestara su existencia y pensara que Felipe VI le hace sombra. Como digo, los hechos hablan por sí mismos.

Prácticamente desde que llegó a La Moncloa, Pedro Sánchez ha desplazado al monarca del protagonismo internacional.

Le pisó al rey el viaje a Cuba, donde fueron segundo plato, impidió su presencia en la reunión de Davos… y más recientemente le ninguneado en la cumbre del clima, celebrada en Madrid, en la que el monarca recibió un papel muy secundario, sin el menor protagonismo en un acontecimiento con proyección mundial, en el que el presidente se paseó y fotografió con unos y con otros, incluido, por supuesto el actor Harrison Ford.

A ello se suman los desplantes personales, más o menos clamorosos. Como lo ocurrido este verano, en Palma de Mallorca, donde el rey tuvo que esperar cincuenta minutos a  Sánchez para el despacho en Marivent.

En octubre ocurrió algo parecido. Los reyes ofrecieron un almuerzo, en el Palacio Real de Aranjuez, a los patronos del Instituto Cervantes y a los embajadores iberoamericanos acreditados. Sánchez acudió a la reunión del patronato pero no se quedó a la comida.

 

Y no ha pasado inadvertido otro gesto de falta de decoro institucional. Recién celebradas las elecciones de noviembre, el presidente en funciones comenzó por su cuenta una ronda de consultas, con lo que se autoproclamaba candidato a la investidura antes de que el rey se reuniera con los representantes de los partidos y lo nominara.

Es cierto que, tal como publicó ECD, Sánchez pidió a ‘su’ vicepresidente, Pablo Iglesias, que no criticara el mensaje navideño del monarca, pero también es una realidad que el PSOE es el único partido que no valoró el discurso de Felipe VI.

Y, para colmo, ahora le quiere pisar la Pascua Militar, con ese proyecto de que la votación de la investidura se celebre precisamente el 5 de enero, la víspera de la recepción del monarca a los ejércitos en el Palacio Real.

Si así ocurriera, el impacto de la elección apagaría absolutamente cualquier repercusión pública y mediática del acto de Felipe VI y de su discurso a las fuerzas armadas del país.

Así que, cuando estamos en vísperas de la fiesta de Reyes, se puede concluir que Pedro Sánchez no cree en los reyes. Ni en aquellos, los de Oriente, ni en estos, los de España.

editor@elconfidencialdigital.com

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