José Apezarena

Pedro Sánchez, un patriota

Pedro Sánchez, en la proclamación como candidato a las generales.
Pedro Sánchez, en la proclamación como candidato a las generales.

Pedro Sánchez ha recurrido a palabras mayores para intentar, una vez más, poner contra las cuerdas al Partido Popular. Les ha hablado de patriotismo, una expresión que en muy pocas ocasiones suele manejar.

Ahora busca la complicidad de los populares, cuando se ha esforzado tanto en dejarles fuera de juego, incluyendo acusaciones gruesas como las de fascismo y hasta de golpismo.

¿A propósito de qué ha apelado a tan alto valor? Para reclamar al principal partido de la oposición que no se alinee, en Bruselas, con los países que están exigiendo medidas de control a los estados a cambio de las ayudas económicas a la reconstrucción.

En efecto, varios gobiernos han reclamado que el dinero europeo se entregue a quien lo necesite, Italia y España en primera posición, pero exigiendo garantías de una administración razonable, ajustada, solvente. Como es conocido, italianos y españoles plantean unas subvenciones incondicionadas.

El presidente ha apaleado al patriotismo, pidiendo “a todos los partidos españoles”, que apoyen la actual propuesta de la Comisión Europea, frente a los países, sobre todo del norte, partidarios de exigir planes de rigor presupuestario y de control de cuentas.  

“Si España gana, ganamos todos. Si España pierde, no solo pierde el Gobierno, perdemos todos. Pido responsabilidad, altura de miras, patriotismo”, ha dicho.

Hasta se ha puesto creativo. “Cuando soplan vientos fuertes -ha dicho- algunas personas construyen muros y otras, molinos. Solo hay dos respuestas, división o transformación. Los muros sirven para dividir. Hemos visto alzarse muros del miedo, del engaño, del odio. Podemos usar la tempestad y convertirla en una fuerza de transformación”.

¿Está pensando en España, Pedro Sánchez? ¿Es el patriotismo lo que le mueve a realizar ese llamamiento a los demás partidos, y singularmente al PP?

Me parece que lo que está detrás es el temor a que Europa nos exija, a cambio de esas importantes ayudas, un plan de rigor, que incluya recortes de gastos sociales, adelgazar las administraciones públicas…

 

Le inquieta que lo condicione incluso a que se mantenga intacta la reforma laboral que en su día aprobó el Gobierno de Rajoy. Esa que, hace unas semanas, PSOE, Bildu y Podemos firmaron que iban a derogar absolutamente.

Lo que subyace en la apelación de Pedro Sánchez al patriotismo del PP es que, si Bruselas nos impone condiciones, y el Gobierno tiene que asumirlas porque, en caso contrario, el dinero no llegará, su bienamado socio de Gobierno, Pablo Iglesias, diga que no, que no traga.

Podemos podría negarse a asumir tales recortes, y, si el Ejecutivo los acepta, porque no le queda otro remedio, entonces abandonaría la actual coalición.

Si tal cosa ocurre, Sánchez perderá la mayoría de la investidura, no podrá mantenerse en el Gobierno y deberá convocar unas elecciones anticipadas llenas de incertidumbre.

No es patriotismo. Es simple interés electoral. Una cuestión de supervivencia. Incluso meramente personal.

editor@elconfidencialdigital.com

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