José Apezarena

Los “poderes ocultos”, contra Pedro Sánchez

Pedro Sánchez y el presidente de CEOE, Garamendi, en un foro empresarial

“Somos un Gobierno muy incómodo y molesto para una serie de poderes ocultos en nuestro país que tienen intereses oscuros. Se quiere volver a un viejo orden". Lo afirmó Pedro Sánchez en su última entrevista con Àngels Barceló, en la Cadena SER.

¡Lo que nos faltaba! El presidente del Gobierno acogiéndose a las conspiraciones.

Cuando, en la entrevista, se le demandó que “nombrara” quiénes son esos poderes, su respuesta fue hablar de que “hay dos partidos que no son autónomos”, y presumió de haber “cortado el paso” a la “derecha política y mediática” con la moción de censura. Nombres, ninguno.

Más aún. Relacionó con esos “poderes” y sus objetivos “oscuros” la sustitución de Casado como presidente del PP. “Hemos visto hace muy poco tiempo cómo el líder del principal partido de la oposición denunciaba un caso de corrupción en su partido y en dos días le fulminaron, le cortaron la cabeza y pusieron a otra persona”. De nuevo, sin nombres.

En distintas intervenciones, Sánchez repite que “este es un Gobierno muy incómodo para determinados poderes económicos, que tienen sus terminales mediáticas y políticas” y que intentan acortar la legislatura del primer Gobierno de coalición progresista. “Mi Gobierno -ha repetido- es golpeado por los poderes económicos y sus terminales mediáticas”. Por cierto que lo de las “terminales mediáticas” lo ha copiado de Pablo Iglesias.

Ante las cámaras de La Sexta, ha atribuido también a “los cenáculos de Madrid” los rumores sobre sus proyectos de saltar a la política internacional, dejando España. Lo ha adjudicado a “los señores con puro” que deciden "vamos a contar que se quiere ir".

Al presidente del Gobierno hay que exigirle que, si existen esos “poderes ocultos” que ha mencionado, capaces de condicionar secretamente el rumbo del país al margen de los vías democráticas y legales, tiene que denunciarlos con nombres y apellidos.

Y, a continuación, debe poner los medios, utilizando todo el poder que el Estado ha depositado en sus manos como presidente del Gobierno, para desactivar y desmontar tales instancias secretas. Si es que existen, insisto.

Si no lo hace (y debería ponerse a ello desde ya), tendremos que pensar que es, de nuevo, el recurso a la mentira, al engaño.

 

Pedro Sánchez acogiéndose otra vez al ‘coco’. O sea, a instancias que supuestamente provocan miedo, evocando, como hizo en el reciente pasado, la ultraderecha, las eléctricas, la Iglesia, Franco...

Es una vieja artimaña, que recuerda aquellos tiempos en que, para ganar las elecciones, los socialistas sembraban entre los jubilados el miedo a perder las pensiones porque llegaba la derecha. Una maniobra miserable.

Hay que pensar que Sánchez trata de ocultar una gestión fracasada que, si se mantienen los vaticinios de las encuestas, le aboca a una derrota electoral en las próximas generales. Y, en lugar de asumir sus responsabilidades, trata de buscar motivos extraños, recurriendo a maniobras de distracción propias, en su día, del ínclito Iván Redondo.

En lugar de destacar los logros, los éxitos de su gestión al frente del Gobierno, busca rivales ocultos y conspiradores para intentar justificar una debacle electoral.

Porque todo indica que no estamos ante un desahogo o una improvisación de Pedro Sánchez, sino que más bien es una táctica de futuro.

Así que la teoría de los “poderes ocultos” que quieren impedirle el ejercicio del poder parece que va a ser el leit motiv de los socialistas en lo que queda de legislatura.

Lo cual me parece, además de una villanía política, una tremenda falta de respeto a los españoles.

editor@elconfidencialdigital.com

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