Los problemas de empatía de Eduardo Madina

No tiene suerte Eduardo Madina en lo relativo a la comunicación personal. No acaba de acertar en las decisiones que toma, pero sobre todo en el tono de lo que dice.

No gustó que utilizará las instalaciones del Senado, junto al busto de Ramón Rubial, para anunciar su candidatura, muchos diputados criticaron que usara su despacho de diputado para recoger avales, y ha provocado un enorme enfado en federaciones importantes, como es el caso de Andalucía, con su reacción tras el recuento de apoyos de los candidatos.

Respecto a esto último, se empeñó en que se contabilizaran por segunda vez, con el oculto objetivo de que quedara fuera el candidato de Izquierda Socialista, Pérez Tapias, porque considera que un tercer nombre en la carrera le puede quitar opciones.

Es que no solamente su principal contrincante, Pedro Sánchez, le ha barrido en avales por federaciones, es que además Eduardo Madina ha perdido en su propia tierra, en el País Vasco.

Aparte de otras carencias, cuando comparece en público, cuando habla, se le percibe tenso, y hasta enfadado. Puede ser bisoñez, o tal vez cuestión de nervios, pero eso también le resta apoyos, tanto dentro del PSOE como también en la opinión pública.

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Y encima ha conseguido enfadar a Susana Díaz y a la todopoderosa federación andaluza.