José Apezarena

Qué se le puede pedir al nuevo rey

Publicaba ayer El Confidencial Digital que un grupo de grandes empresarios, sobre todo catalanes, han hecho llegar al futuro rey el mensaje de que siente a Mariano Rajoy y a Artur Mas a hablar sobre Cataluña, y que lo hagan este verano porque el tiempo se acaba.

Se trata, sin duda, de un buen deseo, porque es cierto que la cuestión catalana se está enconando cada día más, y que a partir del 11 de septiembre, con la Diada, y en el horizonte de la consulta-referéndum del 9 de noviembre, el escenario se complicará mucho más todavía.

Sin embargo, pienso que este tipo de reclamaciones hay que administrarlas con cierto cuidado. Cuidado de no plantear a Felipe VI desafíos y demandas que en realidad ni está ni estará en su mano satisfacer.

En el escenario de la proclamación, y en el ambiente de una cierta esperanza que parece percibirse, hay riesgos para la monarquía si se desatara una dinámica descontrolada de peticiones al monarca. Riesgo, porque la realidad es que en España el rey tiene un poder muy limitado, más bien inexistente.

Así que no habría que crear expectativas exageradas, en la línea de que las cosas en el país van a cambiar con el advenimiento del nuevo rey. De hecho, y a corto plazo, cambiarán muy poco. Esa es la realidad.

Ni la crisis económica que sufre España se va a arreglar, ni el paro dejará de ser el principal desafío, ni la corrupción política desaparecerá, ni la justicia se tornará más rápida y eficaz, ni el proceso separatista en Cataluña y País Vasco se frenarán al día siguiente del acto en el Congreso.

Pero sí se puede plantear al nuevo rey que empuje, inste, aglutine, anime, facilite, ayude... a quienes tienen las responsabilidades y competencia en los asuntos reseñados, y en otros muchos más.

La Constitución atribuye el monarca dos poderes, bastante deletéreos pero que, manejados con sabiduría, cabe convertirlos en herramientas útiles: el poder de moderar y el poder de arbitrar.

Felipe VI tendrá que aplicarlos con iniciativa, incluso con alguna audacia, pero a la vez con la prudencia requerida para no quemarse él ni abrasar a aquellos a los que dirija su influencia.

 

La noticia de ECD añadía que el príncipe ha escuchado con atención las sugerencias de los empresarios y ha tomado buena nota. Pero les ha enviado el mensaje de que tiene que actuar "con la máxima cautela y prudencia", porque es consciente de que se juega mucho en los primeros movimientos de su reinado.

La respuesta es que apoyará cualquier iniciativa de Gobierno y Generalitat para encauzar el problema de Cataluña, pero que no está en su mano dar el primer paso. Y es así.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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