¿Qué ha hecho Pedro Sánchez? Lanzar un órdago al país
A la vista de los pésimos resultados del PSOE en las elecciones municipales y autonómicas del domingo, Pedro Sánchez podía haber tomado una de estas decisiones:
1. Poner cara de póker y aguantar el envite sin inmutarse. Es decir, mirar hacia otro lado y dar la callada por respuesta. Como si la cosa no fuera con él. Insistir en que eran elecciones locales, no nacionales.
2. Asumir personalmente lo ocurrido, prometer un cierto cambio de rumbo y, a la vez, prescindir de algunos de sus peones, tanto en el Gobierno como en el partido. Pero seguir él.
3. Renunciar a la secretaría general del PSOE, para que otra persona tome las riendas del partido, y quedarse en La Moncloa.
4. Continuar en La Moncloa, pero comunicar que no será candidato en las próximas elecciones generales, previstas para final de año.
5. Dimitir como presidente del Gobierno pero mantenerse como candidato del PSOE en los siguientes comicios
6. Dejar la política y marcharse a su casa.
Dentro de esa variedad de opciones, casi nadie apostó por lo que finalmente ha decidido: convocar inmediatamente elecciones, a celebrar el 23 de julio. No esperará a finales de año.
El propósito es cortar ya una dinámica electoral negativa muy peligrosa que empeore la situación, con una derecha en alza y una izquierda a la baja. Y ahorrarse siete agónicos meses en el Gobierno, prácticamente sin capacidad de decidir, en minoría, con todos sus socios en crisis, salvo el caso insólito de EH Bildu.
Y todo ello con el riesgo de una ‘traición’ del PNV, hartos de las complacencias con EH Bildu, que han colocado a los herederos de ETA al borde de la hegemonía en el País Vasco, donde le está comiendo terreno de forma alarmante. El PNV ya traicionó sin pestañear a Mariano Rajoy.
¿Y cuál es el objetivo oculto de la súbita decisión de Pedro Sánchez anunciada ayer?
Afirman los sociólogos que España es un país de centro-izquierda, en el que el partido socialista tiene más opciones de gobernar, como ya se ha demostrado, recordando el número de años que ha ocupado La Moncloa: veintiséis en total, frente a los quince del PP.
Pedro Sánchez se ha propuesto ahora jugar esa baza definitiva, planteando al país que elija entre los dos bloques: la derecha y la izquierda.
Para lo cual hará dos cosas. Primero, tal como se cuenta en ECD, unir en torno a su persona y figura, a su partido, todas las formaciones de izquierda que tengan alguna posibilidad electoral. Si hiciera falta, integrando en sus listas a los representantes más destacados de tales organizaciones, tipo Yolanda Díaz, Íñigo Errejón, etc.
Segundo. Enviar al conjunto del país este mensaje: ha llegado el momento de decidir, de una vez por todas. Si de verdad sois de izquierdas, deberéis votar a la izquierda única que yo he aglutinado, como único modo de frenar a una derecha/derechona representada por el bloque PP-Vox, que ha mostrado su poderío en las elecciones del domingo.
Es lo que hecho, lanzar un órdago.
Si lo gana, tendrá para cuatro año más en el poder. Como poco.
Y, si no lo gana, si no conserva La Moncloa, previsiblemente dimitirá de la secretaría general del PSOE, dejando paso a un sucesor/a.
Dicen que Pedro Sánchez tiene ya apalabrado su futuro, que pasa por ocupar un cargo destacado en alguna institución europea. Y yo me lo creo.
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