José Apezarena

Qué tiene Felipe VI

Detalle del Rey Felipe VI durante la visita la “Balsa de Melero” donde mantiene un encuentro con la comunidad de regantes del bajo Guadalquivir en Lebrija, a 5 de octubre de 2022 en Sevilla (Andalucía, España). El Rey Felipe VI acompaña a los regentes del Bajo Guadalquivir y a los agricultores para conocer, de primera mano, el riesgo de sequía que esta viviendo la cuenca del Guadalquivir a su paso por Lebrija.
Felipe VI, durante una visita a la comunidad de regantes del bajo Guadalquivir en Lebrija, el 5 de octubre de 2022.

Acabo de publicar un libro sobre el rey de España, titulado “Los hombres de Felipe VI”, que es ya el quinto escrito sobre la persona del monarca.

Cuando me plantee abordar el primero, el entonces príncipe tenía veinticinco años, y en la entrevista con él antes de la publicación comentó: Se cuentan cosas que yo mismo desconocía. Y era verdad.

Este nuevo libro aporta igualmente cosas nuevas, producto de una larga investigación, y de conversaciones con personas que han estado a su lado desde el principio. Porque ese es el nudo, la línea argumental: la vida de Felipe VI vista desde los ‘hombres del rey’, las personas que le han preparado, aconsejado, acompañado y ayudado a lo largo de los 55 años que cumplirá el próximo 30 de enero.

Se relata quiénes son los militares, diplomáticos, profesores, políticos, intelectuales… que le han formado y servido, partícipes y responsables, por tanto, del proyecto que ahora está aplicando como rey de España, y a los que también cabe atribuir la buena ejecutoria que está protagonizando desde que, hace más de ocho años, asumió la Corona, y el éxito que revelan las encuestas.

Pero, ¿por qué escribir otro libro? Porque Felipe VI sigue siendo un personaje muy poco conocido para los españoles. Por supuesto, lo reconocen, lo identifican físicamente, pero no saben qué es y quién es.

Uno de los intentos de descalificación que han circulado en algunos ámbitos, sobre todo de la izquierda, es llamarle, con intención irónica, “el preparao”.

Sin embargo, la realidad es que se trata de un rey especialmente preparado. Primero por sus estudios: las academias militares, la carrera de Derecho, un máster en Relaciones Internacionales en Georgetown... Después, por la calidad de las personas que ha tenido a su lado, de las que ha aprendido a efectos de formación política y humana, incluyendo, por supuesto, a su padre. También porque conoce muy bien este país (se lo ha recorrido, ha hablado con todo el mundo), su historia y su realidad actual.

Y está preparado gracias a sus capacidades y condiciones personales. Felipe de Borbón es un individuo cabal, trabajador, cercano, fiable, responsable… y patriota, amante de España. “Es un regalo”, dijo su padre durante la entrevista que le hizo Jesús Hermida.

Destaca en él su voluntad de ser útil al país, con los sacrificios que sea preciso. Su interés primero es el servicio a los españoles, como ha demostrado cortando drásticamente con su hermana y con su padre, y también en lo que se ha llamado su “23-F”, el mensaje que pronunció el 3 de octubre de 2017, tras el intento separatista de Cataluña. Seis minutos, setenta y cinco palabras por las que ha pagado un precio en aquella tierra.

 

Felipe VI ha sido educado en el convencimiento de que la monarquía, si no es ejemplar, no sirve. Es lo que exigen los ciudadanos, y en ese diseño no cabe la corrupción.

Alguien podría replicar que me estoy “pasando” con tanto adjetivo. Sin embargo, pienso que se trata de una descripción ajustada y real. Alguna de las personas que han estado cerca me comentaba: “De la familia, el mejor es él”.

Y darlo a conocer es, a la vez, hablar de la monarquía como tal, que, desde mi punto de vista, constituye un factor de prestigio para el país, y es elemento de concordia y unidad. Esa monarquía protagonista de algunos de los más grandes momentos de la historia de este país, tan olvidados por los españoles, y que todavía tiene servicios que prestar.

Servir. En Felipe VI destaca con rotundidad la voluntad de ser útil al país. Sabe que tiene un reto enorme: estar cerca de los españoles, ganarse su respeto, velar por la dignidad de la monarquía, mostrar una conducta honesta y transparente.

El 19 de junio de 2014, en su proclamación como rey, pronunció un discurso de 2.988 palabras en el que se comprometió a ganarse la confianza de los españoles y a “observar una conducta íntegra, honesta y transparente”, consciente de que solo así puede tener autoridad moral para ejercer sus funciones como rey. Y en ello está.

Ha recibido, como rey, un país donde millones de ciudadanos no han vivido el franquismo, la recuperación de las libertades, ni el golpe de Estado del 23-F, y piensan que no le deben nada a Juan Carlos I, y menos aún a su hijo. Y está dispuesto a demostrar que la monarquía es útil, también porque se muestra convencido de que, si no lo es, no tendrá futuro.

Algo está consiguiendo. A finales de 2020, una encuesta de Metroscopia reflejaba que la valoración del rey había subido, de un 57% en 2018, a un 74% en 2020. En junio de 2021, un nuevo sondeo reflejó que una amplia mayoría, el 79% de los españoles, valoraba positivamente los siete años de reinado de Felipe y su labor en defensa de la democracia. El 89% contestaron que está “bien preparado y capacitado para el cargo que desempeña”, y el 78% afirmó que es una figura que “inspira confianza”.

Todo eso tiene Felipe VI. Y no es poco, creo yo.

editor@elconfidencialdigital.com

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