José Apezarena

Por qué resiste Oriol Junqueras

Oriol Junqueras está dispuesto a aparecer como el último y único baluarte de la fracasada aventura independentista, de la que poco a poco están bajándose, de forma un tanto vergonzante, el resto de promotores y protagonistas.

De todos los que comparecieron ante la Justicia "española", bien en la Audiencia Nacional, bien en el Tribunal Supremo, parece el único dispuesto a no acatar el artículo 155, cosa que el resto ha ido haciendo.

Por lo visto, al líder de Esquerra no la arredra la expectativa de continuar en la cárcel si hiciera falta, como sí parece que ha acoquinado no poco a los demás, que por eso proclaman ahora, a través de sus respectivos abogados, la asunción del citado artículo.

Junqueras no lo ha hecho. A lo más, también a través del abogado, ha apuntado que la proclamación de la república catalana tuvo solamente un "valor simbólico". Que no es poco. Pero no va más allá.

No deja de ser una cierta cesión, por motivos de defensa legal, pero en lo del 155 no claudica.

Cuentan desde su entorno que al líder de ERC le encantaría la siguiente situación: resultar elegido en las autonómicas del 21 de diciembre (figura en primera posición en las listas de su partido por Barcelona) y tomar posesión como diputado en el Parlament siendo todavía un preso preventivo.

Considera que ese escenario, que lo saquen de la cárcel, lo trasladen a Barcelona, jure el cargo escoltado por policías, y después vuelva a prisión, le proporcionará un prestigio casi mítico.

¿A qué está apostando Junqueras? A las siguientes elecciones. No a estas, para las cuales hasta ha designado una alternativa, una "sucesora", Marta Rovira.

Dadas las dificultades de su actual horizonte penal, el líder de ERC se dedica a construir imagen y plataforma para las autonómicas posteriores, en las que cree que sí tendrá opciones ciertas de convertirse en presidente de Cataluña.

 

Esas son las claves de la resistencia casi en solitario dentro del independentismo.

No obstante, en ese diseño de líder exclusivo aparece un contrincante. Su otrora compañero de viaje Carles Puigdemont, que por lo visto juega a lo mismo, a capitalizar en solitario el independentismo.

Un compañero, por otro lado, con el que saltaron por los aires todos los lazos, políticos, pero sobre todo personales, durante los borrascosos días previos a la proclamación independentista, cuando Puigdemont dudo si escuchar los mensajes que llegaban de Madrid, cuando le dijeron que, si renunciaba a la república y convocaba elecciones, no se aplicaría el artículo 155. Y estuvo a punto de aceptar.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato