José Apezarena

Pedro Sanchez resucitado

El presidente, Pedro Sánchez, interviene ante el Pleno del Congreso.
Pedro Sánchez interviene ante el Pleno del Congreso.

Celebrado y clausurado el debate sobre el Estado de la nación, la conclusión es que Pedro Sánchez ha salido vivo.

Teóricamente, este tipo de plenos parlamentarios solían convertirse en una tortura para el respectivo titular del Gobierno, porque se convierten en un “todos contra el presidente”.

No ha ocurrido así esta vez. Para empezar, Sánchez se ha librado de las arremetidas de Podemos, ERC, Bildu y demás compañeros por el sencillo procedimiento de anunciar una serie de medidas que han sido recibidas por esas formaciones como un rotundo “giro a la izquierda”.

Así lo han visto y eso les ha bastado.

Veremos ahora cuáles de esas promesas se convierten en realidad, porque el presidente del Gobierno se ha acreditado como un auténtico especialista en prometer y no cumplir. Las hemerotecas rezuman de ejemplos, en multitud de materias.

Pero el objetivo está cumplido: Sánchez ha callado la boca a quienes, desde la izquierda, tenían pensado arremeter contra él.

Desde el otro campo, el presidente no ha encontrado un contrincante verdaderamente eficaz, como sí lo fue en el pasado Mariano Rajoy. La ausencia de Alberto Núñez Feijóo, que aparentemente tampoco ha hecho mucho por que le dejaran intervenir, ha devaluado el pleno.

Aún no sabemos si el nuevo líder del PP tiene cuajo parlamentario como para poner contra la pared a su principal rival, el líder socialista. Y posiblemente no lo veremos, porque los debates en el Senado no alcanzan el nivel y la repercusión de lo que habría supuesto su intervención en el pleno recién concluido.

Ni Cuca Gamarra ni Inés Arrimadas han sido suficientes para poner en apuros a Pedro Sánchez. La primera por su falta de representatividad (no es la líder de la oposición) y de contundencia. La segunda porque, vista la situación de su partido, hoy apenas representa a nadie. Y eso quitá mucho peso a los argumentos, por serios que sean.

 

Y tampoco lo ha logrado Santiago Abascal.

Otras intervenciones sí han podido molestar algo al presidente, como es el caso del inconformista PNV, que se atrevió a lanzarle algunas advertencias. O las de diputados aislados, como Ana Oramas y Carlos García Adanero, que sin embargo no han tenido demasiada repercusión porque ostentan una representación mínima y puede pasar de ellos sin excesivo coste.

Pedro Sánchez, en fin, llegó al Congreso de los Diputados en una difícil posición política, y ha salido de allí reforzado. Hay que decir que se preparó bien el debate, y que en los rifirrafes se batió con bastante éxito.

Incluso le sacó partido a algunos episodios como el "españolitos" de Cuca Gamarra y las balas que mostró Gabriel Rufián. Se ve que ha ganado oficio.

Terminado, pues, el pleno sobre el Estado de la nación, sí puede afirmarse que el estado de Pedro Sánchez ha mejorado. Ha cogido gasolina para unos cuantos meses. Ha resucitado. Es la realidad.

editor@elconfidencialdigital.com

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