José Apezarena

Rodrigo Rato me clavó una puñalada

Rodrigo Rato.
Rodrigo Rato.

Rodrigo Rato se prepara para entrar en la cárcel estos próximos días. Tal como se cuenta hoy en ECD, dice que le preocupa el primer impacto de su ingreso en Soto del Real, y que lo más duro, a corto plazo, serán las próximas Navidades, primeras que pasará en prisión.

Afirma que él no va a tirar de la manta, como hiciera en su día Bárcenas, entre otras cosas porque el ex tesorero ha salido peor parado con esa táctica. Según Rato, podría hablar, por ejemplo, de Mariano de Rajoy, pero hoy es solo un registrador de la propiedad. O de Luis de Guindos, pero ahora está en Fráncfort.

Eso sí, quiere escribir unas memorias. Para que quede su relato. No sabe si se publicarán, pero al menos desea que sus hijos puedan escuchar su versión de lo ocurrido.

Cada vez que veo en televisión las imágenes de Rodrigo Rato siendo detenido en su domicilio, se me revuelve el estómago. Lo mismo ocurre con las citaciones ante el juez.

Porque es una de las grandes decepciones políticas que he sufrido.

El hombre que pudo ser presidente. Quien dirigió la economía española, que tomó decisiones que afectaban a los intereses, y a los bolsillos de todos, que lanzó condenas públicas de los delitos económicos... acusado de cobro de comisiones ilegales, de blanqueo de dinero, condenado por las black...

Como digo, es una de las grandes decepciones sufridas.

También porque considero que resulta muy desanimante para este país que personalidades de ese nivel hayan protagonizado comportamientos como los que le han llevado ante los tribunales. Que algo así haya ocurrido constituye una malísima noticia.

Cosa parecida me sucedió con Jordi Pujol. No lo puedo remediar. Porque conocí, años atrás, su contribución, real y positiva, a la evolución política y económica de España, de la que fue protagonista destacado.

 

Lo consideraba una persona recta, honrada, con capacidad para negociar y ceder, y al mismo tiempo contribuir al bien del conjunto. Por supuesto, desde posiciones catalanistas, y recibiendo a cambio de sus apoyos suculentas contrapartidas. Pero me pareció que jugaba limpio, a pesar de aquellos primeros sobresaltos de Banca Catalana.

Cuando se destapó la realidad de su comportamiento, casi no podía creerlo. No entraba en mi cabeza que alguien que públicamente había mantenido esas posiciones, por detrás se estuviera lucrando. Él y su familia.

Fue una puñalada. Como la que, repito, me ha dado Rodrigo Rato.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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