José Apezarena

Sánchez no puede callar: tiene obligación grave de dar explicaciones

La costumbre, por parte de los políticos, de rendir cuentas constituye una de las actividades más democráticas.

Se trata de un gesto de respeto hacia los administrados, a los que se informa y detalla cómo ha sido o está siendo la gestión de los responsables públicos.

Consiste en dar explicaciones, justificar actitudes y decisiones, argumentar los acuerdos, aclarar las causas y los porqués. Y exponer los resultados o consecuencias.

Pienso que ese hábito democrático, más bien obligación, de rendir cuentas no le va demasiado al presidente del Gobierno. O que no le va en absoluto.

Pedro Sánchez no sabe lo que es dar explicaciones. Ni, por lo visto, le importa.

No se trata de ser exhaustivo, pero, así, a vuelapluma, saltan a la memoria algunos ejemplos que lo confirman.

No explicó lo de su tesis doctoral.

No aclaró de forma convincente los motivos reales para haber autorizado la manifestación del 8-M, en vísperas de que estallara la crisis del coronavirus.

No ha justificado por qué desde el Gobierno se proclamó que las mascarillas no eran necesarias, para poco después exigirlas bajo amenaza de multa.

 

Una vez que intentó explicar algo, como ocurrió cuando detalló las cuatro fases de la desescalada, no le salió muy bien. Se armó tal lío, que nadie sabía qué era la fase cero, la uno, la dos…

En otras ocasiones, en vez de explicar, tira balones fuera, como cuando no argumentó por qué España ofrece los datos más altos de Europa en contagio de coronavirus.

Ni dio una razón convincente sobre por qué se impedía a Madrid pasar a la fase 1: solamente habló de “prudencia”.

No explicó el gran fiasco, la gran mentira, del inexistente comité de expertos que decidían sobre la desescalada.

Ni hay justificación para la cifra de muertos por la pandemia que sigue sosteniendo el Gobierno y que esconde cerca de treinta mil fallecidos más.

Sánchez no justificó por qué se marchó de vacaciones a La Mareta y a Doñana, cuando en España la pandemia rebrotaba con virulencia y el rey, en cambio, visitaba una por una todas las comunidades.

Nunca ha explicado por qué Podemos y Bildu anunciaron la derogación de la reforma laboral, como paso previo a su apoyo al estado de alarma, e insistiendo en que se trataba de un acuerdo con el PSOE firmado por escrito. Algo que el Gobierno desmintió.

A veces es porque no se lo sabe. Y otras, porque no quiere contestar, para lo cual recurre a encerrarse en el mutismo. Por ejemplo cuando, hace poco, le preguntaron por qué ministros de su Gobierno, ministros de Podemos, estaban criticando al rey. Silencio absoluto.

Así que explicar, lo que se llama explicar, no es su fuerte.

Estamos aludiendo a cuestiones relevantes. Porque, por ejemplo, sí relató en su libro las dos decisiones que tomó al llegar a Moncloa: cambiar el colchón y dar cobijo al barco 'Aquarius'. Y lo mismo la llamada que hizo a Jorge Javier Vázquez, a “Sálvame”.

Sobre asuntos relevantes y recientes, no ha dado una explicación creíble acerca de la prohibición a Felipe VI de acudir al acto judicial de Barcelona. Ni por qué ahora el presidente protagoniza varios actos seguidos al lado del monarca.

El Pedro Sánchez acusado de no defender al rey de los ataques de Podemos, su socio en el Gobierno, acompañó ayer al rey en la reunión del Patronato del Instituto Cervantes. Y el viernes estará a su lado en Barcelona, en la entrega de unos premios económicos.

Cuando se ha preguntado el Gobierno por qué ahora sí y antes no, por qué Felpe VI puede ahora viajar a Cataluña, la respuesta ha sido: “Ya no es 1 de octubre”, aludiendo al aniversario del referéndum independentista. Parca e increíble justificación.

Bastante más grave parece una última ausencia de  explicaciones. No hemos escuchado de boca del presidente referencia alguna a los informes confidenciales que Seguridad Nacional le envió de enero a marzo, en once ocasiones, advirtiendo de la amenaza del Covid-19. Y por qué entonces no hizo nada.

Sobre esto, Pedro Sánchez no puede callar. Debe dar una explicación seria. Tiene obligación grave. Porque España ha sufrido mucho, y cientos de miles de españoles se han visto contagiados. Se lo debe a ellos. Y a todos los demás.

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