José Apezarena

Los secretos del rey al descubierto

Uno de los grandes sofocos que se llevó en su día Juan Carlos I tuvo origen en una, no se sabe si intencionada, indiscreción del entonces presidente del Parlamento de Cataluña, el republicano Ernest Benach, tras haber sido recibido en Zarzuela para comunicar la elección de Pasqual Maragall como presidente de la Generalitat.

El visitante, alto dirigente de Esquerra, reveló públicamente esté comentario escuchado de boca del rey: "Hablando se entiende la gente". Una frase que no han olvidado desde entonces amplios sectores políticos, sobre todo de la derecha, que quisieron entender que el monarca mantenía algunas connivencias con el catalanismo radical. Y así se lo echaron en cara.

Es práctica asumida por políticos, periodistas y personas de cierto relieve con acceso a esos ámbitos, que los comentarios y frases que escuchen del rey en privado no han de trascender públicamente. Constituye una de las convenciones conocidas y aceptadas por todos, que generalmente es respetada.

Pero no siempre. Y entonces surgen los problemas. La divulgación de comentarios del titular de la Corona, que como es sabido no "puede" tener opinión, pero mucho menos manifestarla, no hace más que crear problemas al monarca. Incluso aunque sea en asunto menor.

Las indiscreciones, cuando se producen, distorsionan de cara al futuro estos contactos porque le obligan, si no al silencio sepulcral, sí a omitir cualquier expresión espontánea e informal, por insustancial que pueda parecer, ante el temor a una divulgación imprudente.

Las incontinencias verbales se han desatado estos días, a propósito de las consultas para la nominación de candidato a la investidura. Han ido pasando por La Zarzuela distintos representantes de partidos políticos, y unos y otros están desvelando parte de las reflexiones escuchadas a Felipe VI. Lo cual le compromete. Aunque se trate de cuestiones aparentemente menores.

Por ejemplo, revelar su comentario de que será difícil una investidura "a la primera", y de que seguramente volverá a recibirles, es poner en su boca la opinión de que el candidato inicial, en este caso Mariano Rajoy, seguramente no resultará elegido.

Además, ese supuesto punto de vista no deja en demasiado buen lugar al rey, porque técnicamente no debería tener opinión alguna hasta no haber escuchado a la totalidad de las fuerzas parlamentarias y conocer de ellos las respectivas posiciones de cara a la investidura. Algo que aún no ha ocurrido. Por así decirlo, se estaría anticipando, cuando no "precipitando".

Desconozco si La Zarzuela transmite previamente a los visitantes algún tipo de instrucción, pero, aunque ya deberían conocer los usos, no estaría de más que alguien se lo recordase. Si no, entre otras incomodidades, atan las manos al rey a la hora de mostrarse cercano.

 

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena


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