José Apezarena

Sufre Pedro Sánchez

Barricadas en la huelga del metal de Cádiz

Pedro Sánchez se las prometía muy felices. Y no le faltaba razón, porque tiene prácticamente aprobados los presupuestos del Estado para 2021, lo cual, mediante prórrogas posteriores, le otorgaría oxígeno hasta 2023. Es decir, hasta las próximas elecciones generales.

Y se sentía en el paraíso porque, más pronto que tarde, van a llegar las cuantiosas ayudas económicas europeas. Esos 140.000 millones de euros que él mismo va a administrar a su albedrío. Con ellos podrá comprar voluntades, premiar a los amigos y castigar a los enemigos. Más no cabía pedir.

Y, sin embargo, las cosas se le están torciendo mucho, quizá demasiado. Hasta el punto de que pueden amargarle este último tramo de legislatura.

Pedro Sánchez está sufriendo. Se le acumulan problemas, concretados por ejemplo en huelgas y movilizaciones de todo tipo. Algo así como una crisis perfecta. Se anuncia un invierno caliente, que pondrá en riesgo la recuperación.

Se han declarado en guerra los universitarios, la gente del campo (agricultores y ganaderos), los trabajadores del metal de Cádiz, los policías, huelga de interinos el 28 de octubre, paros en el automóvil, de pensionistas, de peluqueros, los camioneros...

Esta última movilización, la de los camioneros, los días 20 y 22 de diciembre, en vísperas de la Navidad, es una de las más delicadas, porque, si existe un sector que puede paralizar el país, y sobre todo dejarlo desabastecido, es ese.

Encima, los datos económicos empiezan a ser bastante amargos. Sube la inflación, la deuda aumenta sin parar, y vamos a crecer por debajo de las previsiones del Gobierno.

Bruselas ha retrasado a 2023 la recuperación de los niveles de PIB y paro pre crisis en España: rebaja al 4,6% el crecimiento para este año y al 5,5% el de 2022. Será, de toda la UE, el país que más tarde en dejar atrás la crisis. Y también España es el país con más paro de la OCDE.

Pedro Sánchez sufre, además, por los veredictos que ofrecen las encuestas (las de verdad, no las del CIS).

 

Los ‘tracking’ sobre intención de voto que maneja el propio PSOE desvelan que Pedro Sánchez ya no podría gobernar con sus actuales socios. Le otorgan por debajo de los 100 escaños, y con ese tope no logra la mayoría parlamentaria ni sumando a todos sus actuales aliados, Podemos, ERC, PNV, Más País, Bildu…

La noticia de que el Gobierno abre la puerta a juzgar los crímenes del franquismo perdonados en 1977 a través de la Ley de Amnistía, tiene toda la pinta de otro intento de distracción, con objeto de que no se hable de todos esos problemas. Sin embargo, en el Gobierno no lo tienen tan claro. No olvidan que la maniobra de la exhumación de Franco apenas produjo rédito electoral.

El presidente acaba de poner en práctica una amplia crisis de Gobierno, cuyos efectos han durado muy poco. Con ello, esa baza de distracción y de recuperación de imagen tampoco está disponible.

Pedro Sánchez sufre, y no sabe qué hacer. Creía que lo tenía todo resuelto, pero la realidad se empeña en llevarle la contraria de una manera muy amarga. El país empieza a estar patas arriba. Sobre todo en las calles.

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