José Apezarena

Lo que más teme ahora Susana Díaz

Nunca se había presenciado algo así en la calle Ferraz, donde la sede del PSOE parecía ayer más un castillo sitiado que las oficinas de un partido político. Y en su interior, perfectamente atrincherado, se refugiaba Pedro Sánchez con su cada vez más reducido equipo de fieles.

La sensación de bloqueo aumentaba porque apenas se permitía a nadie acceder al interior del edificio. La propia presidenta del Comité Federal, la andaluza Verónica Pérez, que se personó para solicitar la convocatoria del Comité de Garantías (que dirima si la ejecutiva está cesada o no), solamente pudo pasar al vestíbulo. Esperó allí dos horas en vano a que alguien le recibiera, y finalmente solo pudo hablar con el gerente del PSOE.

Lo que sobre todo está en juego, en la actual batalla entre críticos y "sanchiztas", es la celebración de unas terceras elecciones generales, algo que los primeros no quieren en absoluto. Y en primera posición se ha colocado por fin Susana Díaz, quien, tras mantenerse aparentemente inmóvil ante la deriva del PSOE y las maniobras de Pedro Sánchez para subsistir, finalmente ha dado el paso adelante, movilizando todas sus fuerzas, que son muchas.

¿Por qué esa repulsa frontal a unas nuevas elecciones? Primero, porque sería un suicidio para el PSOE, tras perder por goleada las dos anteriores y acabar vapuleados en Galicia y País Vasco, donde se han visto superados por Podemos: un temido "sorpasso" que podría consolidarse irremediablemente a nivel nacional.

Pero más aún por las consecuencia del espectáculo que está ofreciendo el PSOE, en una crisis como nunca se había presenciado, y además radiotelevisada en directo al país. Las imágenes de los periodistas arremolinados a la puerta de Ferraz, de dirigentes realizando declaraciones en la calle... se convierten en impactos demoledores en vísperas de una convocatoria a las urnas.

Hay prisas en el sector crítico, porque los plazos resultan muy cortos. Si el 31 de octubre no hay investidura, las elecciones quedarán convocadas automáticamente. Para evitarlas, ha de haber Gobierno antes. La vía diseñada por Pedro Sánchez, de un acuerdo PSOE-Podemos-Ciudadanos, es imposible. La otra, de los socialistas y Podemos con las demás formaciones parlamentarias, es irrealizable. Si se pretende evitar esos terceros comicios, hoy la única salida es la investidura de Rajoy.

Tal proceso requeriría: nueva fase de consultas del rey con los partidos parlamentarios, convocatoria del Pleno del Congreso, y dos debates de investidura sucesivos. Como se ve, el calendario aprieta.

La abstención para permitir a Mariano Rajoy formar Gobierno precisa, ineludiblemente, de un cambio en la dirección del PSOE, que no se producirá si Pedro Sánchez sobrevive. Así que les corre prisa la defenestración del actual secretario general.

Demasiados condicionantes, demasiadas maniobras. Y muy poco tiempo.

 

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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