José Apezarena

Un vendehúmos

Pedro Sánchez visita a "mujeres rurales" en Azután (Toledo)

Dice la Real Academia que un vendehúmos es una persona “que ostenta o simula valimiento o privanza con un poderoso para vender su favor a los pretendientes”.

La Fundéu, además de avisar de que esa palabra se escribe con tilde, precisa que la definición de la RAE está hoy en desuso, pero que, sin embargo, en la actualidad se emplea para referirse a “quien hace propuestas sin fundamento, utópicas, ilusorias…”.

Añade que el sentido de tal expresión “se documenta ya en la locución verbal vender humo”, es decir, ‘tratar de convencer con palabras o argumentos carentes de sentido”.

Dando un paso más, y acogiéndonos al origen de las palabras, pero más aún al uso que se hace ahora, podemos decir que un vendehúmos, es, en fin, “alguien que vende humo”.

Se comprende que el presidente del Gobierno intente apuntarse personalmente cuantos más tantos mejor. Lo hacen los políticos. Y que se atribuya todos los méritos que pueda encontrar. Pero no se comprende que se adjudique éxitos que no son suyos. Que venda humo, dicho sea de forma contundente. Y, encima, que le pillen.

Y lo ha hecho (lo ha intentado, al menos) de forma clara con la llamada ley de paridad.

Pedro Sánchez empezó a ‘vender’ el asunto desde varios días antes, cuando, precisamente en vísperas del 8 de marzo, Día de la Mujer, tras reivindicar al PSOE como el gran partido motor del feminismo y defensor de los derechos de las mujeres, anunció que el Consejo de Ministros aprobaría ese martes “una ley de representatividad paritaria entre hombres y mujeres en los centros de decisión sin precedentes en España”. Así pues, empezó ya a capitalizar el asunto (al menos, lo intentó).

Y volvió a ‘venderlo’ en la rueda de prensa del consejo de ministros, con tres ministras presentes (pero ausente la de Igualdad, Irene Montero).

La vicepresidenta Calviño enfatizó que la norma “garantiza la participación de las mujeres en los órganos de decisión, rompe el techo de cristal en los ámbitos público y privado, y consolida a España como uno de los países más avanzados en igualdad de género a nivel mundial”. Eso se llama apuntarse tantos, creo yo.

 

La Moncloa lo contó en su web con este titular: “El Gobierno impulsa la representación paritaria de mujeres y hombres en la política, la Administración y las empresas”, añadiendo que “la igualdad deberá cumplirse en las listas electorales, el sector público estatal, sociedades cotizadas, grandes empresas y colegios profesionales”.

Y ¿de qué ha querido presumir Pedro Sánchez? Pues de aprobar una ley que en realidad es solamente la trasposición (obligatoria) de una normativa europea, que, por tanto, obliga a este país como también a los demás miembros de la Unión.

Así que eso de que consolida a España como “uno de los países más avanzados en igualdad de género a nivel mundial”, que decía Calviño...

Ha consistido, en fin, en un ejercicio de vender humo. Humo, porque en realidad nos hemos limitado a incorporar una norma europea.

Pero humo también porque a Sánchez le han pillado, como suele decirse, con el carrito del helado, en algo que tiene que ver con la composición de su equipo más cercano, sus colaboradores íntimos, el núcleo duro de La Moncloa.

Tal como refleja el Portal de Transparencia, de los nueve altos cargos que tiene a su lado en Moncloa, ocho son varones y solamente una es mujer. Se llama María Aurora Mejía Errasquin, y es la coordinadora para la presidencia española de la UE. Así pues, paridad cero.

Vender humo (intentarlo) es también organizar visitas ciudadanas y espontáneas a La Moncloa y que resulte que se selecciona a militantes socialistas. Lo es montar una ‘improvisada’ partida de bochas con jubilados que en realidad son cargos locales del PSOE. Lo es tomar café de forma ‘improvisada” con jóvenes que cobran el salario mínimo y que son familiares de cargos del partido...

El miércoles, viajó hasta la pequeña localidad de Azután (Toledo) para, según sus palabras, una “visita sorpresa” y encontrarse con “mujeres rurales”. La realidad fue que allí estaba la alcaldesa y su primera concejal, ambas socialistas, y que la asociación Fademur de “mujeres rurales” es una entidad afín al PSOE y subvencionada por el Gobierno con 258.000 euros.

Parece que el presidente le ha cogido el gusto a estos performances, pero está teniendo algo de mala suerte porque casi siempre lo pillan.

Eso, y hacer “propuestas sin fundamento, utópicas, ilusorias” (falsas, añadiría yo), y ‘tratar de convencer (engañar diría yo) con palabras o argumentos carentes de sentido”, es querer vender humo. Intentarlo al menos.

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