Qué va a conseguir el ¡Váyase, señor Rajoy!
Parece que la ofensiva contra Mariano Rajoy sube de intensidad. Al menos a la vista de determinados titulares, y también de algunos sondeos, que sostienen que la demanda de que se retire se ha convertido en mayoritaria incluso entre los votantes del Partido Popular.
Si, con todo lo que está pasando, el PP se mantiene en primera posición en intención de voto, de acuerdo con los datos del CIS, tres puntos por delante del PSOE y a seis del emergente Ciudadanos, se puede concluir que el Partido Popular disfruta de un suelo de cemento armado.
Y tan sólido cimiento, hay que admitirlo, es también el de su líder, Mariano Rajoy. Porque nadie que hoy conteste al CIS que piensa votar de nuevo al PP ignora que al frente del partido se encuentra Rajoy.
Así que, si de verdad Rajoy constituye un peso muerto, o sea que no suma nada, resulta que su suelo se cifra en ese 26% de intención de voto (a tres del PSOE y a seis de C’s).
Con un dato semejante, por mucho que algunos sondeos digan que los votantes del PP, e incluso el 60% de sus militantes, desean que se retire, la realidad es que ninguno de ellos dejará de votar al PP si, en la próximas generales, Rajoy encabeza la lista.
Todo esto lo conoce bien Rajoy. Es, por supuesto, consciente de que se encuentra en sus horas más bajas. Pero sabe también que, a partir de ahora, casi lo único que puede pasar, en el escenario de una elecciones inminentes, es que vayan para arriba. Él y su partido.
Los precios por la corrupción, y por el modo de gobernar España, prácticamente están pagados. La figura del presidente, un personaje más que conocido, en principio no irá a peor. Así que, desde ese suelo de cemento armado, lo previsible es que empiece a remontar.
Y si el PP acertara proponiendo una regeneración que tiene aparcada desde hace tantos años, si atinara con promesas y ofertas atractivas para su parroquia, e incluso para otras (como acaba de hacer con la prisión permanente revisable), el horizonte podría mejorar sensiblemente.
La campaña contra Rajoy, que recuerda el ¡Váyase, señor González!, aquella tenaz ofensiva contra el entonces líder del PSOE y presidente del Gobierno, no va a impresionar, ni poco ni mucho, a su destinatario. Que, además, políticamente tiene piel de elefante, consecuencia de tantas otras coyunturas negativas que ha ido superando en su larga biografía política.
Rajoy se marchará si él quiere. Y nadie le va a forzar a ello. Ni desde dentro, pero mucho menos aún desde fuera.
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