José Apezarena

¿Vacunamos a Pedro Sánchez del Covid?

Pedro Sánchez durante la nevada en Madrid
Pedro Sánchez durante la nevada en Madrid

La información, anticipada por ECD, de que el Jefe del Estado Mayor de la Defensa se había vacunado del Covid-19, mientras existen en el país sectores de riesgo que aún no la han recibido, ha provocado un terremoto en el propio ministerio, con la dimisión del general Villarroya.

Hasta desde el partido socio de Gobierno, Podemos, se solicitó el cese del JEMAD.

Tengo que decir que entendería y aceptaría que, en caso de amenaza grave, por ejemplo de pandemia generalizada imparable, las personas que dirigen un país se vean priorizadas a la hora de la protección, bien con el aislamiento, bien con la vacunación, bien, en su caso, aplicándoles el remedio si ya han contraído el mal.

Tal planteamiento tiene dos condiciones. Primera, que se trate de una amenaza inmediata y real, de suma gravedad, por la que, de alcanzarles, el país quedaría sin dirección política.

Segunda, que la decisión sobre esas prioridades se adopte de manera objetiva y con claridad, de forma que se conozca y explique nítidamente.

En caso contrario, es decir, sin causa proporcionada, con ocultación y engaños, e incumpliendo la normativa general, no resulta admisible.

Es lo que ha venido ocurriendo estos días con algunos personajes, alcaldes, consejeros de Sanidad, directores de hospitales, médicos jubilados… que han optado por saltarse el orden de prioridades, y se han vacunado de Covid-19 con falsas razones y aprovechándose de una posición privilegiada.

Esas actuaciones, además de ilegales en más de un caso, provocan un efecto de desánimo en la ciudadanía, que asiste avergonzada al espectáculo de ver cómo actúan quienes deberían ser ejemplo para todos.

Desde mi punto de vista, quien incurra en tales comportamientos debe asumir las consecuencias. Si se trata de un cargo público, dimitir.

 

Al mismo tiempo, hemos también informado en ECD de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez ,y los ministros no se han vacunado, y que lo harán, según fuentes de Moncloa, “cuando les toque”.

Cuando se anunció la inminencia de las vacunas, y se conoció que un amplio porcentaje de la población se mostraba reticente e incluso contrario a recibirla, planteé, como hipótesis, la posibilidad de que el presidente del Gobierno se sumara a algunos líderes mundiales, vacunándose en público para convencer a los negacionistas.

Se habían ofrecido ya los ex presidentes norteamericanos Bush, Clinton y Obama, y se había comprometido el primer ministro británico, Boris Johnson, quien ha cumplido su promesa.

En aquel momento, desde el Gobierno no se vio proporcionado montar un espectáculo semejante. También porque las cifras de resistentes a la vacuna han descendido espectacularmente.

Vuelvo a la consideración inicial. Sería partidario de administrar la vacuna ahora, ya, al presidente del Gobierno, y todas las autoridades consideradas críticas, si la amenaza del Covid fuera tan inminente y extrema que existiera riesgo cierto de quedar fuera de juego para cumplir graves obligaciones al frente del país.

Dadas las circunstancias actuales, con el imparable avance de la pandemia, ¿vacunamos a Pedro Sánchez?

editor@elconfidencialdigital.com

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