¡Váyase, señor Sánchez!
Cuando se aproxima una campaña electoral, y más aún cuando se está en ella, interesa sobremanera dar con eslóganes contundentes y claros, que tengan pegada y fuerza, y por tanto capaces de arrastrar votos, singularmente los menos movilizados.
Si tal cosa se logra, hay mucho terreno adelantado de cara a conseguir un buen resultado en las urnas, porque se camina con el viento a favor, mientras que el rival lo hace con aire en contra.
Un ejemplo preciso estuvo en las elecciones de 1982, primeras que ganó el PSOE, con un resultado que nunca más ha repetido, 202 diputados. El lema definitivo, triunfador, fue “Por el cambio”. Eran esos los anhelos que se respiraban en el país, y el partido, liderado por Felipe González, acertó expresándolo en tres palabras rotundas.
El final de la época socialista, tras permanecer catorce años en el gobierno (1982-1996), estuvo precedida por una intensa acción de desgaste realizada desde el Partido Popular, que se materializó sobre todo en el famoso, y repetido, “¡Váyase, señor González!”, proclamado una y otra vez por el candidato del PP, José María Aznar. Resultó muy efectivo.
En las recientes elecciones autonómicas y municipales, celebradas el 28 de mayo, el Partido Popular se ha beneficiado de una eficaz carga de profundidad, no tanto contra el partido rival como contra el líder socialista y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Dicho brevemente: ha marcado como objetivo acabar (políticamente) con Pedro Sánchez.
Lo inició Isabel Díaz Ayuso, que no solamente se confrontó personalmente con el inquilino de La Moncloa, sino que sentó con rotundidad una alternativa: “Sánchez o España”.
Y le ha seguido la pista Núñez Feijóo, con el mensaje, repetido una y otra vez, de que de lo que se trata es de “acabar con el sanchismo”.
Es decir, el PP ha centrado el tiro en Pedro Sánchez, sabedores del efecto rechazo que sufre el presidente del Gobierno, quien, aplastado por sus pactos con Podemos y Esquerra, pero sobre todo con Bildu, no logra levantar el vuelto haga lo que haga y prometa lo que prometa.
Tal como están las cosas, perece claro que, el 23 de julio próximo, el presidente del Gobierno se enfrenta a un contundente “¡Váyase, señor Sánchez¡”, que, me parece, le va a ser muy difícil contrarrestar.
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