José Apezarena

Xabi Alonso y los indefensos ante Hacienda

Iker Casillas, David Villa y Xabi Alonso.

Muchos españoles recuerdan aquel famoso lema publicitario "Hacienda somos todos". Yendo al fondo de tal afirmación, se trata de una gran verdad, porque sus ingresos son para todos y, por lo mismo, hemos de contribuir todos. Sin excepción.

El problema se plantea cuando se trata de concretar quién, cuándo, cómo y dónde, pero más aún cuánto.

Ocurre que, cuando Hacienda se pone en marcha, y fija el punto de mira en algún contribuyente, es difícil no echarse a temblar. Que se lo pregunten a todos aquellos que han sufrido, o sufren, una inspección.

Y el principio clásico de que, si no hay nada que ocultar, si no existe nada irregular, no tienes nada que temer, no es del todo cierto.

Porque son de temer la preocupación que, de entrada, causa saber que Hacienda se ha fijado en ti. Y son de temer el tiempo que hay que dedicar a defenderse, y, en su caso, el coste de los asesores y abogados que algunos tienen que buscar. Aunque al final salgas indemnes, un precio se paga siempre.

En no pocos casos, la divergencia surge de un asunto discutido y discutible, pero ante el cual el ciudadano tiene que demostrar que no ha delinquido. El inspector lanza la sospecha, formula las preguntas, y quien tiene que aportar las pruebas es el afectado.

Voy a referirme a un caso concreto: la persecución de Hacienda a famosos: futbolistas, artistas, actores y demás personajes destacados... con ingresos abundantes.

Lo tiene más fácil con quienes nadan en la abundancia. Porque, si, para empezar, les amenaza con todo tipo de penas, incluyendo la posibilidad de ir a la cárcel, es difícil que no opten por plegarse y acepten la propuesta del inspector sin intentar recurrir, puesto que así se ahorran disgustos y esa terrible amenaza de ir a prisión. Mejor es pagar, porque además pueden hacerlo.

No es que sienta especial pena por ese público, pero no deja de incomodarme que el Estado se sirva de procedimientos semejantes, en los que la solución para el administrado es el mal menor, aunque sea inocente.

 

Uno de los pocos famosos que se ha enfrentado a Hacienda es Xabi Alonso, el ex jugador del Real Madrid, que, en lugar de doblar la rodilla y firmar el acta de inspección y pagar, se ha resistido a los inspectores.

Convencido de que había hecho las cosas correctamente, optó por acudir a la justicia y ha ganado hasta ahora, con sentencia absolutoria. Si hubiera claudicado, se habría ahorrado molestias y disgustos, pero habría tenido que pagar. No planteo ahora cuánto le ha podido costar la ayuda de los abogados.

Problema. El área de Delitos Económicos de la Fiscalía de Madrid ha interpuesto una tercera querella contra Xabi Alonso y contra su asesor fiscal, por un delito contra la Hacienda Pública correspondiente al ejercicio de 2014, por eludir al fisco el pago de 840.017 euros.

La nueva querella tiene origen en un informe-denuncia de la delegación de la Agencia Tributaria en Madrid, que le acusa de haber firmado, en agosto de 2009, un contrato por el que "aparentemente" cedía la explotación de sus derechos de imagen a la sociedad Kardzali, con domicilio en Madeira, entidad que gozaba de exención fiscal en la isla hasta el año 2012 por cuanto se había constituido en fecha anterior al año 2001.

No sé si Xabi Alonso ha hecho bien o no las cosas. Ya se verá. Sé que en el caso anterior se negó a aceptar la acusación de Hacienda y le ganó.

Lo que quisiera resaltar es la indefensión que se da en tantos casos, cuando un ciudadano particular aparece en la órbita de la omnipotente Hacienda. Y también algunos procedimientos que utiliza. Que se lo pregunten a Lola Flores, por citar un ejemplo conocido.

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