José Apezarena

Yo ‘soy’ una cebra

Feminismo.
Las ministras Ione Belarra e Irene Montero, en un acto feminista

Me reí mucho viendo y escuchando en Tik Tok una pieza en el que la protagonista desarrolla un monólogo explicando que ella ‘es’ una cebra. “No me siento cebra, soy cebra”, afirma. Vale la pena verlo.

Tal anécdota puede servir de inicio a unas reflexiones sobre el proyecto de ley para la igualdad de las personas transexuales recién aprobado por el Consejo de Ministros, cuyo nombre completo es “Proyecto de Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI”.

La norma, que deberá pasar por las Cortes, consagra el derecho a la libre determinación de la identidad de género y la ‘despatologización’ de la transexualidad, y permite a personas de más de 16 años cambiar de sexo con el simple trámite de acudir al Registro Civil y manifestarlo, confirmándolo a los tres meses.

Con 14 y 15 años se requiere consentimiento paterno, y con 12 y 13 años, la intervención de un juez.

La ley incluye otras medidas como la prohibición de las terapias de reconversión y la protección contra la discriminación y la violencia.

En España está vigente una de las leyes sobre transexualidad más ‘avanzadas’ del mundo, con unidades especializadas para acompañar la transición por todo el país. Pues no obstante, a partir de ahora (de que se apruebe esa ley), ni examen psicológico, ni informe médico, y menos aún someterse a un tratamiento hormonal durante dos años.

“Las personas trans dejarán por fin de ser consideradas como enfermos en España”, exclamó la ministra de Igualdad, Irene Montero, principal promotora de la nueva norma. “Se les reconoce su derecho a ser lo que son”, añadió.

Como resulta bien conocido, ese proyecto de ley ha quebrado la unidad del feminismo, hasta el punto de celebrar por separado el Día de la Mujer, el 8-M, con marchas a favor y en contra.

Las feministas ‘de siempre’, las ‘tradicionales’, se han pronunciado absolutamente en contra de la nueva regulación. Así lo ha hecho Carmen Calvo, referencia socialista en materia de feminismo, presidenta de la comisión parlamentaria de igualdad entre hombres y mujeres, que en junio de 2021, siendo vicepresidenta del Gobierno, ya consiguió parar el proyecto de ley.

 

“Estoy profundamente inquieta ante la idea de que se puede escoger el género sin más requisito que la simple voluntad o el deseo”, ha dicho. Opina que, si se niega el sexo, se niega la desigualdad entre ambos, y por tanto se convierten en inútiles todos los años de lucha por defender los derechos de la mujer.

Asociaciones feministas se han pronunciado también con rotundidad contra la desaparición jurídica del sexo que provoca la ley trans, porque hace imposible, inútil, cualquier iniciativa para corregir la discriminación que sufren las mujeres.

Critican, en fin, que la futura ley pone en peligro los ‘espacios seguros’ reservados a la mujer, falseará las estadísticas y resultados deportivos, permitirá a los hombres evitar condenas por violencia machista cambiando de sexo en el registro civil...

A cualquiera, en fin, le parece un despropósito que se pueda cambiar de sexo sin otro requisito que acudir al registro civil a solicitarlo.

Ese proyecto de ley constituye tal ofensa al sentido común, tal despropósito, que tengo el convencimiento de que no saldrá adelante.

De entrada, le va a quedar poco tiempo para ser tramitado en las Cortes. La actividad legislativa no volverá hasta octubre, y entonces restará poco más de un año hasta que se disuelvan las Cámaras y se convoquen elecciones generales.

Mirando hacia atrás, resulta impresionante la suma de promesas que Pedro Sánchez ha ido lanzando, antes y durante los cuatro años en La Moncloa, que han quedado incumplidas. Pienso que este proyecto trans será una más.

Sánchez otorgó aparentemente el visto bueno en el Consejo de Ministros, pero sin ninguna intención de culminar esa iniciativa. Buscaba calmar a Podemos dándoles ‘algo’, para que no molesten con otras reclamaciones que considera mucho más delicadas. Como por ejemplo las que tienen que ver con el envío de armas a Ucrania, el aumento del gasto militar o la celebración de la cumbre de la OTAN en Madrid.

Les ha concedido una baza que, desde mi punto de vista, no llegará a ser realidad. Creo que el “Proyecto de Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI” no saldrá adelante. Al tiempo.

Y, volviendo al inicio, y como reducción al absurdo, si una persona puede acudir al Registro Civil para manifestar que se ‘siente’ hombre, o mujer, y lo aceptan sin más y lo inscriben como tal ¿por qué no aprobar la opción de declararse, como hace la protagonista del Tik Tok, cebra, gato, perro, caballo... o cualquier otro ser animado? ¿Por qué no?

editor@elconfidencialdigital.com

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