José Apezarena

El Ayuntamiento que va a desperdiciar Esperanza Aguirre

Soy de la opinión de que las grandes ciudades requieren de grandes edificios que las representen, que les identifiquen y constituyan incluso un símbolo de esa urbe. Por ejemplo, sus ayuntamientos.

Cuando se pasea por Viena, uno de los puntos de atención es precisamente su magnífico ayuntamiento (la Wiener Rathaus), en la Friedrich von Schmidt Platz, un edificio de estilo gótico diseñado por el citado Friedrich von Schmidt y construido entre 1872 y 1883. Donde, por ejemplo, cada verano congrega en sus inmediaciones a miles de turistas con motivo de las grandes proyecciones de galas líricas y espectáculos musicales.

En Madrid, la anterior Casa Consistorial se encontraba en la casi escondida Plaza de la Villa, en un edificio con historia pero de reducido porte arquitectónico, y que por eso mismo no mostraba especial personalidad hacia el exterior. Alberto Ruiz Gallardón se empeñó en trasladar el ayuntamiento a la Plaza de Cibeles, a lo que había sido Palacio de Comunicaciones, y finalmente lo logró.

Tras unas muy costosas obras de remodelación y adaptación, desde entonces acoge el despacho de la primera autoridad municipal, hoy ostentada por Ana Botella, además de otras dependencias como son salas de exposiciones, restaurantes, etc.

El hoy llamado Palacio de Cibeles es un conjunto integrado por dos edificios de fachada blanca que ocupan alrededor de 30.000 metros cuadrados. Fue inaugurado en marzo de 1919, como moderna central de distribución de correos, telégrafos y teléfonos. De fachada con evocaciones neoplaterescas y barroco salmantino, diseñado por Antonio Palacios y Joaquín Otamendi, es uno de los primeros y más representativos ejemplos de arquitectura modernista.

Guste o no, es hoy un edificio representativo, que hasta se ha constituido en una de las señas de identidad de la ciudad Y, sobre todo, se encuentra en un lugar privilegiado, un espacio céntrico y hasta emblemático como es la Plaza de Cibeles. Se ha convertido también en objeto de atracción turística, dato nada desdeñable, teniendo en cuenta que el turismo constituye un ingreso cada vez más importante para la ciudad.

Pues resulta que la nueva candidata del Partido Popular a la Alcaldía de Madrid, Esperanza Aguirre, tiene el propósito, y así lo ha anunciado, de desmontar lo realizado por su antecesor, y rival político, Alberto Ruiz Gallardón, para volver a la sede de la Plaza de la Villa. Y a mí me parece un error. Por todo lo comentado más arriba.

Si no existiera el edificio, si no se hubieran realizado unas costosas obras de habilitación, si no albergara ya la Alcaldía, tal vez podría entender la vuelta a la Plaza de la Villa.

Es que, además, habrá que gastar de nuevo dinero para deshacer lo que hizo el anterior alcalde, es decir, desmontar la sede de Cibeles y acondicionar otra vez el edificio de la Plaza de la Villa.

 

Lo dicho. No estoy de acuerdo. Creo que es un error.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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