José Apezarena

¡Basta de imágenes de terroristas!

11 S TORRES GEMELAS
Torres gemelas

Siempre me ha impresionado recordar que, a propósito del 11-S, de los atentados contra las Torres Gemelas, no vimos entonces, ni lo hemos contemplado después, imágenes de los cientos de ciudadanos que se arrojaron al vacío desde los pisos más elevados para intentar, en vano, huir de las llamas o del derrumbe. Y tampoco de esas víctimas en los suelos de las calles.

Llevamos una temporada en que casi cada día se produce, en algún lugar del mundo, y singularmente en países occidentales, un acto de violencia terrorista, habitualmente vinculado al islamismo radical.

La universalización de los dispositivos digitales, la proliferación de cámaras de televisión en edificios y calles, provoca que, en tantos casos, podamos presenciar casi en directo tan desastrosos episodios.

Y el siguiente paso es la difusión, al mundo entero, de las escenas. Primero a través de redes sociales, que replican una y otra vez imágenes y mensajes, pero sobre todo en las cadenas de televisión de todos los países, afanosas de ofrecer grabaciones, escenas, testimonios... que, al final, no hacen sino magnificar la ya de por sí tremenda dimensión de cada episodio.

La multiplicación de los visionados juega, en principio, a favor de los protagonistas de esos actos extremos, puesto que el "efecto terror" se multiplica, se universaliza, en la medida en que alcanza a sectores cada vez más amplios de población. El espanto, y finalmente el miedo, se instalan en nuestras sociedades de forma generalizada.

Por eso, me atrevo a proponer que todos, instituciones, individuos y medios, minimicemos en lo posible la difusión de imágenes de explosiones, tiroteos, huidas, escenas de pánico, despliegues y persecuciones policiales... porque, como digo, actúan en favor de los terroristas y sus inspiradores. Reduzcamos en lo posible "el efecto terror".

Cuanto más las mostremos, más animamos a los asesinos, que comprueban en directo el efecto terrible que producen en nuestra sociedad. Evitemos, por ejemplo, la redifusión de imágenes como el momento en que, en Niza, el camión frigorífico iniciaba su carrera homicida por el paseo marítimo el día de la fiesta nacional francesa.

En esa misma dirección, recortaría todo lo posible, e incluso eliminaría, la emisión de los mensajes de los terroristas. Porque es darles protagonismo y voz. No entiendo la utilidad de seguir repitiendo la imagen del afgano acuchillador del tren alemán mostrando el cuchillo y lanzando amenazas. Ni tampoco del mensaje grabado por el terrorista de Albisch diciendo a los alemanes que nunca vivirán tranquilos.

Al mismo tiempo, así combatimos también el "efecto imitación" que las imágenes pueden provocar en otros posibles terroristas, que se animen a ponerse en marcha tras seguir en televisión lo protagonizado por sus compinches. Atentado llama a atentado, suicidio asesino llama a suicidio asesino.

 

La escena del iraní que disparó en un centro comercial de Múnich, causando una decena de víctimas mortales, incluyendo el estremecedor sonido de los disparos, seguramente habrá impactado a más de un individuo, desequilibrado o fanatizado, que tal vez estaba dudando si protagonizar o no algo parecido y que se arranque a intentarlo también él.

Creo que deberíamos reflexionar sobre todo esto y, tal vez, intentar un cambio en los comportamientos de las personas, las instancias oficiales, los medios informativos...

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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