Un CGPJ sin entrañas

Los padres de Marta del Castillo se desahogaron nada más conocer la sentencia que condena a 20 años de prisión a Miguel Carcaño por el asesinato de su hija y deja libres a los otros tres acusados.

Con el corazón desgarrado, vertieron amargas críticas a la Justicia española, y en concreto al tribunal juzgador.

La Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial era convocada el lunes, de forma extraordinaria, y emitía una nota desconsiderada nota arremetiendo contra los padres de la niña asesinada.

La firmaban el presidente del CGPJ, Carlos Dívar, y los vocales Manuel Almenar, Antonio Dorado, Almudena Lastra y Margarita Robles.

Al día siguiente, martes, comenzaba en el Supremo el primero de los juicios contra el juez Baltasar Garzón. A las puertas del tribunal, se concentró un grupo de personas, capitaneados por Pilar Bardem, protestando por el procedimiento abierto a Garzón.

Allí estaban dos diputados, ambos de Izquierda Unida, Cayo Lara y Gaspar Llamazares. Éste último declaró (y así se le escuchó en las cámaras de las televisiones): “No hay unas garantías mínimas para un juicio justo”, “La sentencia ya está predeterminada”.

Habló de “linchamiento político y corporativo”, y dijo que las tres causas abiertas se parecen a las bombas de racimo, porque “si no te cargan a la primera, lo harán a la segunda y, si no, a la tercera”.

En otras palabras, Llamazares acusó a los jueces del Tribunal Supremo de estar mediatizados, de no obrar con justicia, de tener decidida la sentencia antes de celebrarse la vista…

¿Se ha reunido de urgencia el CGPJ para corregir al diputado de IU? No. ¿Ha habido una nota en defensa del Tribunal Supremo? No.

 

Ante la queja, y hasta crítica, de unos padres destrozados por un drama increíble, en lugar de entender y disculpar, dada su situación, el Consejo del Poder Judicial enarbola el martillo y machaca.

Ante las críticas de Llamazares, mucho más duras porque imputa prevaricación a los jueces del Supremo, y por el poder de convocatoria y el eco mediático conseguido, el CGPJ calla.

Había que haber guardado silencio ante lo primero, y alzar la voz ante lo segundo. No lo ha hecho. Los débiles, los padres de Marta del Castillo, no pueden defenderse.

En fin, un Consejo sin sensibilidad. Sin entrañas.

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