José Apezarena

Cobros legales pero no éticos

Un programa de televisión de tertulia política llegó a crear una sección titulada "El corrupto del día", porque prácticamente cada mañana nos desayunábamos con un nuevo escándalo económico y político.

Y eso es lo que parece que sigue ocurriendo todavía. Casi no hay jornada en que no surja alguna novedad en este campo, alguna irregularidad, algún chanchullo, algún comportamiento impresentable.

Dos muy conocidos diputados del PP, Federico Trillo y Vicente Martínez Pujalte, han aparecido como perceptores de 429.000 euros de una constructora siendo miembros del Congreso. Una empresa vinculada al escándalo de las concesiones de parques eólicos en Castilla y León. El ex ministro de Defensa, y ahora embajador en Londres, percibía 9.000 euros al mes, y Martínez Pujalte 5.000, por unos asesoramientos “verbales”.

Ambos políticos han reconocido esos cobros, añadiendo que, por un lado, estaban declarados y, por otro, contaban con los correspondientes permisos de la Cámara. Y es cierto. Los dos han asegurado también que declaran todos los ingresos, tanto al Congreso como a Hacienda, y que no han recibido ninguna comunicación ni de la Agencia Tributaria ni de la Fiscalía Anticorrupción.

Pero el meollo del asunto no está en la legalidad o ilegalidad. Se supone, en principio, que, siendo ambos, además de personas de orden, políticos avezados y buenos conocedores de las recovecos jurídicos, no iban a incurrir en ese error. El problema no es la legalidad, sino la ejemplaridad.

El propio Martínez Pujalte, que es hombre que se precia de hablar sin pelos en la lengua, ha afirmado que esos cobros eran legales pero dejó abierta la puerta a la discusión sobre si son o no éticos. Preguntado, en concreto, si consideraba ético haber cobrado de esa empresa mientras era diputado, respondió:  "No, me parece legal".

Podría parecer que unas labores de asesoramiento, que no obstaculicen el trabajo como diputado y hasta plenamente compatibles con él, serían asunto privado y particular. Pero no es así. No lo es porque se trata de políticos, que, además de que cobran del erario público, deben ser ejemplares y además parecerlo.

A estas alturas de la película, este nuevo chapoteo no ayuda nada, todo lo contrario, a pacificar las fétidas aguas de la corrupción y el escándalo político. Los socialistas aprovechan para predicar que el PP está dando un espectáculo perjudicial para toda la democracia. IU habla de “concubinato" entre el poder económico y político. Y los ciudadanos vuelven a estar perplejos.

Porque, al margen de legalidades, permisos y autorizaciones, y hasta salvando todo lo salvable, ¿qué pintan dos señores diputados asesorando a una empresa constructora que contrata con la Administración?

 

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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