José Apezarena

Errejonistas frente a Pablistas

En Podemos se ha impuesto la ley del silencio. Al día siguiente de las elecciones, la consigna se ha resumido en no dar la cara, en que ninguno de sus líderes más conocidos aparezcan en público. Y menos aún que realicen declaraciones.

A Pablo Iglesias y a los demás se les ha dicho que se escondan. Y así lo han cumplido. Un ejemplo. Tania Sánchez había sido invitada, y aceptó, a participar el miércoles en un debate a cuatro con ocasión de la presentación de un libro. Pocas horas antes, comunicó a los organizadores que no asistiría. Argumento: que estaba "cansada".

 ¿Hasta cuándo se mantendrá el apagón? Según el partido, hasta que tengan claro qué ha ocurrido el 26-J para haber cosechado tamaño fracaso. Por cierto, han anunciado que van a realizar una encuesta... para saber por qué fallaron las encuestas. ¡Toma incongruencia!

¿A qué tienen miedo en Podemos, para haber recurrido a un táctica típica de vieja política, de partidos antiguos? Primeramente, a reconocer el fracaso. Se resisten a admitirlo.

Pero también le temen a que se desate una caza de brujas internas, con la búsqueda de culpables. Porque ahí aparece, por ejemplo, el responsable electoral de Podemos, Íñigo Errejón. Y podrían brillar las navajas.

Así pues, con el flojo resultado de las generales han vuelto las reyertas internas. Las heridas mal cerradas por la liquidación de Sergio Pascual vuelven a supurar. Resurge, en fin, la pelea entre errejonistas y pablistas.

Hablando de Pablo Iglesias, nadie olvida que ha sido un proyecto suyo la coalición con Izquierda Unida. Una alianza que, no solo no ha funcionado, sino que ha provocado pérdidas de votos por la traición de los comunistas. A la que Errejón era contrario por considerar que va contra la transversalidad del partido. Igual que se ha estrellado el líder máximo con su apuesta por José Julio Rodríguez, el ex-JEMAD, el hombre que iba a ser ministro de Defensa o director del CNI, ubicado con calzador en las listas de Almería y que no ha conseguido escaño.

En las últimas horas, Errejón ha descartado cualquier movimiento que pueda afectar a Pablo Iglesias, proclamando que "sin él no habríamos llegado hasta aquí". Puede ser. Pero hoy la realidad es que el partido se ha estancado, que no crece. Lo cual plantea la pregunta de si, para seguir avanzando y alcanzar el cielo, o sea, el Gobierno, Iglesias se habría convertido en un obstáculo.

Un interrogante bastante delicado, sin duda.

 

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