Escocia vota en Cataluña
El acuerdo entre Londres y Edimburgo para celebrar en 2014 un referéndum en el que Escocia decidirá sobre su independencia, introduce una poderosa cuña en el panorama político español a propósito de la espinosa cuestión catalana.
Los escoceses deberán responder a una pregunta escueta, con respuesta centrada en el sí o el no, sobre si quieren abandonar el Reino Unido. Y el resultado, tal como ha aceptado el Gobierno de Cameron, será vinculante. Además, la consulta reunirá los requisitos legales básicos, porque recibirá el visto bueno del Parlamento de Westminster, al que se reconoce la potestad de autorizarla.
Desde mucho tiempo atrás se admitía teóricamente en Londres el derecho de los escoceses a decidir sobre la secesión, aunque con la tranquilidad de que algo así estaba muy lejos de convertirse en realidad. Sin embargo, el Partido Nacional Escocés, que propugna la independencia, ganó las elecciones en 2007 por muy corto margen, y en 2011 ha logrado la mayoría absoluta. Ahora, su líder, el premier Alex Salmond, ha logrado el acuerdo con Cameron para celebrar el referéndum en 2014, en las condiciones citadas.
Los paralelismos con Cataluña resultan evidentes en lo que se refiere a la evolución del voto independentista, con CiU definitivamente ubicada en esa apuesta y a punto de lograr la mayoría en las elecciones autonómicas del 25 de noviembre.
Dicen los analistas que las posibilidades de que el referéndum escocés aprueba la independencia son remotas. Los últimos sondeos otorgan un 28% de intención de voto a los secesionistas, mientras que se calcula que un 53% están a favor de seguir en el Reino Unido. Pero eso son datos de ahora mismo. De aquí a 2014 las cosas pueden cambiar.
Evidentemente, el paso dado en el Reino Unido proporciona argumentos a Artur Mas y los independentistas catalanes. Escocia vota en Cataluña.
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