España se suicida

Angela Merkel, la tozuda canciller alemana, que tanto dolor de cabeza viene causando al resto de Europa, parece que lo tiene bastante claro cuando se trata de España.

Al término de la última y dramática cumbre, ofreció una rueda de prensa en la que habló de este país nuestro, al que dibujó un futuro negro, negrísimo. ¿Y en qué se basó? En estos factores: el paro, la falta de competitividad y… el pésimo horizonte demográfico que nos espera. Como suena.

Y es que, entre otros datos preocupantes, aquí estamos afrontando un gravísimo problema del que apenas hablamos: España se vacía, se despuebla.

Acaba de publicarse “El suicidio demográfico de España”, de Alejandro Macarrón y con prólogo de Juan Velarde, que pinta con toda crudeza la situación. Es un aldabonazo sobre el desastre que se cierne sobre este país.

En lo que se refiere a las naciones avanzadas, el problema es mundial. Pero España es una de las naciones donde el invierno demográfico, o más bien suicidio demográfico, resulta más acusado.

Algunas conclusiones que pueden leerse en el libro:

-Tenemos una tasa de fecundidad tan baja que por cada dos bebés necesitaríamos uno más simplemente para que haya relevo generacional.

-Necesitaríamos más de 9 millones de residentes adicionales en España con menos de 34 años para que no hubiese, no ya pirámide, sino rectángulo demográfico (la misma gente en todas las edades).

-La edad media en una quincena de provincias supera los 44 años, y es de 48 en Orense, Lugo y Zamora. En estas últimas, mueren más de dos personas por cada una que nace.

-Desde 2009 mueren más españoles nativos de los que nacen. Y en el primer semestre de 2011, por primera vez desde el terrible año 1939, España perdió población.

-En 2010 hay un 30% menos de jóvenes con edades entre 18 y 25 años que hace sólo 10 años.

-El Banco Internacional de Pagos, de Basilea, ha calculado que el valor real de las casas en España puede descender un 75% entre 2010 y 2050 por nuestro declive demográfico.

Etc., etc. Demoledor. Vale la pena leer el libro. Pero sobre todo hacer algo.