Espero que Rajoy no nombre nada a José Bono

Se ha publicado en ECD que José Bono, que dice que abandona la política, sin embargo se está ‘trabajando’ algún nombramiento político.

Él mismo lo va diciendo públicamente. Ha manifestado que su deseo sería que el nuevo Gobierno, del PP por supuesto, lo nombre Defensor del Pueblo. O, si no, le gustaría convertirse en embajador ante el Vaticano.

Se entiende que el todavía presidente del Congreso tenga sus aspiraciones. Pero, de ahí a que se le nombre para alguno de esos dos puestos, va un abismo.

Espero que Mariano Rajoy, que presume de persona sensata, no caiga en tamaña tentación.

¿Por qué mi oposición a ubicar a Bono en uno de esos dos puestos? Porque el manchego no es persona de fiar, políticamente hablando. Y ya está.

Dada su facilidad para el camaleonismo, convertirlo en Defensor del Pueblo es un riesgo que Rajoy no debe correr.

Y algo parecido diría en cuanto a sus aspiraciones a representar a España ante el Vaticano. Aunque en este caso su capacidad de maniobrar no resultaría, en principio, tan letal como podría ser convertirse en Defensor del Pueblo.

Además de una plataforma de notoriedad personal muy reseñable, que no olvide el presidente del PP que una de las atribuciones, y no la menos importante, del cargo es poder presentar recursos de constitucionalidad.

Mariano Rajoy hará, por supuesto, lo que le venga en gana. Faltaría más. Pero, al menos, que no diga luego que nadie le avisó.

 
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