José Apezarena

¿Independentistas? Traidores a Cataluña

La detención de Carles Puigdemont en Alemania va a plantear ahora nuevos y desconocidos desafíos y escenarios en el conflicto catalán.

Porque pasan y pasan los meses, y la realidad es que nada se arregla en Cataluña. Más bien parece que ocurre lo contrario: las cosas se enredan y complican cada vez más, hasta el punto de que no se adivinan las salidas. No se atisban soluciones razonables, legales, civilizadas, y convenientes para ellos mismos.

El último atasco, con el nuevo fallido intento de investidura en dos tiempos, parece conducir a una convocatoria electoral, porque, como única virtualidad de esos plenos irregulares montados por Torrent, el calendario de dos meses se ha puesto en marcha.

Lo que ha ocurrido parece increíble: lo que al final han conseguido los promotores y protagonistas del ‘procés’ es colocar a Cataluña a merced de una minoría irredenta, los anticapitalistas y antisistema de la CUP. Que son los tienen la llave de la elección de presidente y de la estabilidad institucional. ¡Un gran éxito!

Vistos los hechos acaecidos y los resultados, el análisis más elemental conduce a la conclusión de que los independentistas se han convertido en el peor enemigo de Cataluña. Más aún, en traidores a Cataluña.

La mayoría de sus personajes más conocidos y cualificados han puesto por delante, por encima de todo, no el beneficio real de su tierra, sino sus propios intereses. No solamente de partido, sino también personales, sus conveniencias más elementales y pedestres. Aparte del oscuro intento de algunos de ocultar, bajo la alfombra del independentismo, las peores prácticas de corrupción económica.

Convocar un pleno del Parlament solo para intentar provocar un escándalo, buscando la imagen del nuevo presidente (aunque al final no ha salido elegido) compareciendo ante el juez y enviado a la cárcel, es manipular, devaluar y despreciar la importancia de una institución en principio tan destacada.

Parece que no les preocupa nada la paradójica circunstancia de que Cataluña ha perdido el auto gobierno desde hace un montón de meses, y de que nada indica que lo vayan a recuperar a corto plazo.

No solamente no se ha establecido ese utópico e imposible Estado independiente, sino que ya ni siquiera mandan en sus cosas más elementales, porque lo que está en vigor es el artículo 155. Y sin que muestren ninguna prisa por deshacerse de él.

 

Y ¿qué decir del espectáculo de los fugados para no hacer frente a sus responsabilidades?

Los inductores, impulsores y protagonistas del malhadado procés se creían que las leyes pueden incumplirse sin que pase nada. Pensaban que enfrente no encontrarían nada. Que nadie se atrevería a resistir. Que podían organizar un golpe de Estado, una rebelión, sin que eso les pasara factura.

Y se han topado con el Estado y con las leyes. Con las instituciones. Y con el resto de los españoles, incluidos también los catalanes, que han despertado y están, por fin, saliendo a la calle para decir que no quieren separarse de España.

Por lo visto, esos independentistas piensan ahora que basta con arrepentirse (al menos, decir que se arrepienten) para salir de la cárcel y que dejen de exigirles responsabilidades. No pueden estar más equivocados, y pronto lo comprobarán amargamente.

A estas alturas, la conclusión parece bastante fácil de formular: Carles Puigdemont, Roger Torrent, Jordi Turull, Elsa Artadi, Marta Rovira y tantos otro son en realidad antipatriotas.

Han perjudicado y dañan a su propio país. Con el ridículo que están haciendo. Por la fractura social y la ruptura de la convivencia causada en una Cataluña hoy partida en dos trozos. Por el grave daño económico que están causando, no teórico sino real, y que sólo ha hecho que comenzar…

Lo dicho: en realidad antipatriotas. Y, por tanto, traidores a Cataluña. Por una Cataluña utópica, irreal, inexistente e imposible, están traicionando a la Cataluña actual y real, a la que llevan camino de destruir.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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