Je suis copte

Poco a poco está proliferando en Internet el mensaje "Je suis copte" ("Yo soy copto"), en recuerdo y protesta por el asesinato de los 21 cristianos coptos egipcios decapitados en Libia por los esbirros del Estado Islámico.

Las aterradoras imágenes previas a la ejecución, que han circulado por los canales de Internet, resultan muy impactantes.

Tal como se ha publicado, murieron diciendo "Jesús, ten piedad de nosotros".

Pensando en el paralelismo con el ataque contra el semanario satírico 'Charlie Hebdo', y con la exitosa campaña mundial basada en el eslogan "Je suis Charlie", echo de menos que en este caso se haya producido una reacción parecida.

Al contrario, lo ocurrido casi ha pasado inadvertido. Y, desde luego, no ha habido ninguna movilización de masas en las calles de Europa rechazando la masacre.

"Han sido asesinados por el mero hecho de ser cristianos", lamentó el Papa Francisco al día siguiente, improvisando para ello unas palabras en castellano. Y así es. Los asesinos los fueron localizando al grito de "¿Dónde están los cristianos?".

No acabo de entender la disimetría que tantas veces aplican, aplicamos, los medios, 'distinguiendo' a unas víctimas de otras en función de afinidades, simpatías coyunturales y aun modas. Y en el caso de cristianos martirizados, en Pakistán, en Siria, en Nigeria..., en tanto casos niños, la sensibilidad parece absolutamente adormecida

Esas discriminaciones ideológicas encuentran fácil caldo de cultivo en una opinión pública ayuna de sentido crítico y de pensamientos propios, fácilmente zarandeada por mensajes trucados.

Sé que, con estas líneas, no voy a cambiar el rumbo de los movimientos informativos y sociológicos del mundo. Tampoco aquí, en España. A pesar de eso, no me resisto a dejar constancia de que, también en mi caso, Je suis copte.