La Justicia me mola

Una de las circunstancias que últimamente me reconcilian con este país es comprobar que la Justicia funciona.

A trancas y barrancas, con desesperante lentitud, con algunas sombras… pero funciona.

Y considero que es un mensaje esperanzador, la constatación de que aquí, aunque sea, insisto, con altibajos y alguna que otra chapuza, la Justicia acaba haciendo se trabajo.

Cuando un juez inicia una investigación, cuando el fiscal se pone en marcha… resulta muy complicado conseguir pararlos. Al final, concluyen su trabajo, por encima de intentos de mediatización, de torpedear su labor o de influir en ellos.

Cierto que no siempre ocurre así. Es verdad que algún agujero negro hemos padecido. Pero en general, en grandes cifras, la Justicia cumple. A pesar de que su imagen no sea muy favorable, según dicen las encuestas.

Por ir un poco hacía atrás, en este país, llamado España, hemos metido en la cárcel a ministros, secretarios de Estado, directores generales de la Guardia Civil, empresarios y banqueros. No está nada mal.

Y estos días vemos a dos ex presidentes de comunidades autónomas sentados en el banquillo.

¿Que a qué vienen estas reflexiones? A que me congratula todo lo anterior, pero también me alivia descubrir que un juez y un fiscal de Palma de Mallorca han sido capaces de llevar adelante una investigación que ha concluido con la imputación al yerno del rey.

Me parece muy sano, democráticamente hablando.

 
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