José Apezarena

Del adiós de Pedro Sánchez al cambio que necesita España

Pedro Sánchez ha dado por fin su brazo a torcer. Si no gana las elecciones, que es lo más probable según la unanimidad de las encuestas, no tratará de articular una mayoría de Gobierno, como ocurrió con sus dos fallidos intentos de investidura. Y, sobre todo, permitirá que lo formen el PP y Mariano Rajoy. Algo que entonces bloqueó e impidió.

Por supuesto, y lo ha dicho con toda claridad el líder socialista, tras el 26-J no habrá una tercera convocatoria de elecciones.

En realidad lo que ha ocurrido es que finalmente ha aceptado el plan que desde el principio tenía Susana Díaz, consistente en que gobierne el más votado (se entiende, con Ciudadanos y sin Podemos), por el sistema de que el otro gran partido se abstenga en la investidura en lugar de votar no.

La idea de la lideresa andaluza, que por cierto da por descontado la derrota del PSOE, es aprovechar la nueva legislatura para, estando en la oposición, regenerar el partido, y, de paso, hacerse ella con el liderazgo desplazando a Pedro Sánchez. Y actuar como la principal oposición al Gobierno, arrebatando esa baza a la gente de Pablo Iglesias.

Tal escenario, que incluye un Gobierno en minoría y con graves dificultades para aprobar casi nada porque no contará con el respaldo del Congreso, sin embargo puede, siguiendo el repetido lema de las escuelas de negocios, convertirse en una oportunidad. Para España, por supuesto.

Cierto es que hará falta mucha generosidad por parte de las fuerzas principales del arco parlamentario, pero la nueva legislatura puede ser la que saque adelante los grandes cambios que precisa este país, las reformas que requiere este siglo, ya un poco avanzado, y reclaman las nuevas circunstancias sociológicas y políticas.

Será el momento de abordar la reforma constitucional, el ajuste del sistema electoral, la nueva regulación de los partidos, el pacto educativo que ha sido hasta ahora imposible, la reforma del sistema de pensiones… Un conjunto de ambiciosos objetivos que requerirán, ineludiblemente, el acuerdo entre las grandes formaciones, singularmente PP y PSOE, con el obligado acompañamiento de Ciudadanos.

Serían muy ciegos, muy irresponsables, y hasta suicidas, si ambos partidos, es decir, populares y socialistas, no buscan ese marco de grandes acuerdos de estado, que nos saquen del atolladero en que parece haber acabado el sistema político que se diseñó en la transición.

Hay que pensar, pues, en una legislatura corta, en la que se pongan patas a esas reformas, para que a continuación se convoquen nuevas elecciones. Obligadas, si se acuerda la reforma constitucional pendiente.

 

Lo dicho. Del fracaso de las elecciones generales de diciembre, de la repetición de esos comicios en junio, y del veredicto que marquen las urnas (con la aparentemente inevitable eliminación de Pedro Sánchez), hay que extraer la lección, yo diría también el mandato, de ponerse a trabajar juntos para el cambio que ineludiblemente España necesita. Y si no lo hacen, la historia se lo demandará. Y los españoles también, por supuesto.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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