José Apezarena

Rajoy y Rivera tienen pactado todo: lo de ahora es teatro

Mariano Rajoy se ha marchado a Galicia de puente para “reflexionar” sobre las condiciones que le ha planteado Alberto Rivera, los siete puntos que exige el líder de Ciudadanos para apoyar la investidura. “Reflexionar”, es la palabra utilizada por el presidente, que ha añadido desde su tierra: “Tengo que pensar algunas cosas y por aquí se piensa muy bien”.

A pesar la urgencia que, según sus palabras, tiene este país para contar cuando antes con un Gobierno, sin embargo se ha marchado de puente y no será hasta el miércoles cuando se reúna la ejecutiva del PP. Teóricamente para votar si asumen o no las demandas de su futuro socio. "No puedo ni debo tomar esta decisión en solitario", ha comentado Rajoy.

Lo de la ejecutiva es, por supuesto, pura apariencia. ¿Alguien piensa que la dirección nacional del PP va a contradecir la propuesta afirmativa que le hará Mariano Rajoy? No lo ha hecho nunca, y mucho menos lo intentará en la reunión de mediados de agosto.

Por poner claras las cosas, tengo que decir que estamos asistiendo a una teatralización, a una escenificación para la galería, de lo que en realidad es un acuerdo cerrado entre Rajoy y Rivera que se concertó hace semanas, a finales de julio.

Ocurre que ambos protagonistas, pero sobre todo el líder de Ciudadanos, necesitan aparentar duras negociaciones y un proceso de debate y de concesiones, que en realidad están cerradas desde entonces, para “vender” bien a la ciudadanía el pacto de Gobierno con los populares. Y rentabilizar las condiciones aparentemente impuestas.

Y también, por supuesto, se persigue cocer a fuego lento a Pedro Sánchez y la actual dirección del PSOE, sometida a intensas presiones internas en la línea de que renuncie al voto en contra y permita, mediante una abstención limitada, la formación del nuevo Gobierno. El mensaje de que será su intransigencia lo que provoque unas terceras elecciones va a resultar imposible de soportar por parte de Pedro Sánchez.

Como digo, el acuerdo se concertó en esas entrevistas a solas, mano a mano, entre los dos líderes políticos que reveló en su día El Confidencial Digital.

Tal como contó ECD, a finales de julio Rajoy y Rivera mantuvieron reuniones secretas en las que se cerró el pacto para el acuerdo de Gobierno. Se celebraron en lugares especialmente discretos de Madrid, precisamente para evitar filtraciones: ni en el Congreso, ni en la sede de los partidos, ni tampoco en La Moncloa, ni en ningún emplazamiento “oficial”.

Uno de esos lugares discretos utilizados es un hotel de Madrid, menos conocido y nada céntrico. Se trata del “Eurostars Madrid Tower”, situado al final de la Castellana, en el número 259, en una de las cuatro torres que se construyeron sobre lo que fue la Ciudad Deportiva del Real Madrid.

 

El hotel ocupa las primeras 31 plantas de la Torre SyV, de 236 metros de altura, y ambos utilizaron para esas conversaciones secretas la “suite presidencial” del hotel, previamente reservada, también con la máxima discreción. Por la configuración del tráfico en la zona y por la existencia de accesos bajo superficie, las entradas y salidas son especialmente discretas y fuera de la vista del público. Nadie se enteró entonces.

Allí se coció todo. Y se consumó. Lo demás, la siguiente entrevista pública que celebraron, con respectivas ruedas de prensa, el anunció de Albert Rivera de sus siete condiciones, la respuesta de Rajoy diciendo que le parecían asumibles, el anuncio de la convocatoria de la dirección nacional del PP, incluido este fin de semana de Rajoy “reflexionando” en Galicia… todo es escenificación.

El acuerdo Rajoy-Rivera está cerrado. Y lo está desde hace muchos días. Lo que pasa es que hemos entrado en el tiempo de la apariencia, de hacer digerible el pacto.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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