San Sebastián a vuela pluma

Tal como anuncié, estoy de vacaciones y mis pasos se han dirigido hacia el norte. Por ejemplo, a San Sebastián.

Voy a intentar transmitir unas impresiones rápidas, nacidas de una primera mirada intuitiva, lejos, por tanto, de una investigación o una reflexión a fondo. Son trazos a vuela pluma, sobre la marcha.

San Sebastián es una de las ciudades más bonitas de España.

El magnífico casco viejo, otrora feudo de radicales y al que con dificultad osaba entrar la Policía, aparece limpio y ordenado, sin pintadas, con las fachadas casi impolutas. Lo cual es para mí una novedad.

Y dos iglesias abiertas a mediodía, la de San Vicente, preciosa, y la de Santa María, la patrona. No así la catedral.

Pinchos imponentes en bares, tascas y mesones. Pero caros.

En el Ayuntamiento, cinco banderas, una de ellas la de España. Sorpresa.

Al caminar por las calles, se escucha hablar euskera con alguna frecuencia, pero sigue sin ser mayoritario.

Afluencia de turistas no elevada. ¿La crisis? Aunque todavía estamos en julio.

 

Oficina de turismo pequeña, con largas colas, mal atendida, impropia de una ciudad de la calidad de San Sebastián.

La Concha con pocos bañistas. Pero es que está nublado.

Lo dicho: San Sebastián a vuela pluma. Impresiones rápidas de un viajero.

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