‘Utilizar’ al rey

Era algo que creían muy sabido y que, sin embargo, se convirtió en un ‘descubrimiento’.

Los grandes patrones de las principales empresas que viajaron junto al rey en la reciente visita a Brasil y Chile ‘descubrieron’, como si fuera la primera vez, la increíble utilidad del monarca como abanderado de España, como embajador comercial, como abrepuertas de los grandes intereses del país.

Así lo comentaron entre ellos. Lo expresaron públicamente, y de eso se hicieron eco las páginas de Monarquía Confidencial.

Se maravillaron, como suena, de la esplendida acogida de los presidentes de Brasil y de Chile, y apreciaron el favorable ambiente que tal circunstancia provocaba de cara a los objetivos comerciales y empresariales que les llevaron por aquellos países.

La conclusión de esos grandes empresarios, obvia por otra parte, fue que la figura del rey constituye uno de los grandes activos con que cuenta España como país, a la hora de promover su imagen, de facilitar relaciones y de defender los objetivos comerciales y económicos fuera de nuestras fronteras.

Un activo de máximo interés general, del que, por tanto, resultaría estúpido, cuando no suicida, prescindir. Y menos aún en las muy difíciles circunstancias que sufre la nación, de las que son cada día portavoces los medios informativos.

Y la siguiente deducción consistió en que convenía ‘aprovecharse’ mucho más del rey. Había que ‘utilizarle’ mas intensa y frecuentemente, como una más de las privilegiadas palancas para la recuperación económica de España.

Ese mensaje llegó, por supuesto, al Palacio de La Zarzuela. Y don Juan Carlos aceptó la manda. Respondió que se pone a disposición para todo lo que haga falta. Sin límites.

El rey acaba de desplazarse a Rusia. Es una primera consecuencia de esa voluntad de dejarse ‘utilizar’. Y lo va a repetir cuantas veces se lo demanden. Considera que es parte del servicio que debe al país, pero más aún en estos momentos delicados.

Ello explica su comentario a los periodistas en Moscú: otro estaría todavía de baja, pero a mi me toca ‘currar’.

O sea, que seguiremos viendo al rey de acá para allá siempre que haga falta y se lo demanden. Se va a dejar ‘utilizar’.