La Zarzuela y su fallido deber de vigilancia

La pesadilla a la que se enfrenta en estos momentos la Familia Real no tendría que haber ocurrido, si los servicios del Palacio de La Zarzuela hubieran cumplido con su deber.

Me refiero al deber de vigilancia. La obligación de velar para que la Institución no se vea afectada por ningún terremoto.

Al servicio del rey trabajan un numeroso y cualificado equipo de altos cargos, cuya obligación es ocuparse de todo, incluyendo en su caso estar al tanto de lo que ocurre en la Casa y sus alrededores.

Y no pudo pasar inadvertido a ese cualificado equipo el tren de vida que iban adoptando los duques de Palma.

La evidencia final tuvo que ser el imponente chalet adquirido en Barcelona, por el que pagaron, según todas las informaciones, 7 millones de euros, sin contar los casi 2 que costó la reforma.

Sumando los sueldos de la infanta Cristina y los que teóricamente podía tener Iñaki Urdangarín, dada su cualificación y dedicaciones, ni en toda su vida habrían alcanzado para reunir esa enorme cantidad de dinero.

Algo no iba bien. Y la Casa del Rey, o no se percató, y ya es fallo grave, o no lo advirtió, lo que sería aún peor.

¿Para qué tiene La Zarzuela un Jefe de la Casa, un secretario general, y esa larga lista de altos funcionarios, si no han sido capaces de asesorar y, en su caso, tomar providencias para impedir escándalos como el que ahora estamos viendo?

Un enorme fallo, que hay que anotar al debe del equipo que, por cierto, acaba de abandonar la Casa y sido sustituido por otro.

 
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