Un aviso a Rajoy
Mariano Rajoy tiene dos opciones, ante la manifestación a favor de la vida desarrollada el sábado en Madrid: mirar a otro lado, o tomárselo muy en serio.
Puede tratar de pasar de ello, ateniéndose a la supuesta reducida asistencia de personas, 60.000 según la Policía Nacional. Pero creo que se equivoca.
Por cierto que he de decir que a mí me parecieron bastantes más que la magra cifra anunciada por los policías. Por poner un ejemplo. Además de quienes ocupaban la Plaza de Colón y alrededores, la calle Génova, por la que desfilaron los participantes, se encontraba llena de gente hasta la plaza de Alonso Martínez. Y los asistentes a la marcha transitaron durante una hora y cuarto por delante de la sede del PP. Y eso son muchas personas.
Digo que Rajoy debería tomárselo en serio, porque esas decenas de miles de manifestantes, por cierto todos ellos del perfil del votante del Partido Popular, representan solamente una pequeña parte de quienes se sienten indignados ante la claudicación del presidente a la hora de cumplir la promesa electoral de rectificar la legislación abortista que aprobaron Aído y Zapatero. Esos son quienes se animaron a salir a la calle, muchos de ellos procedentes de diversos lugares de España, pero quedan más.
Detrás de ellos existe una masa crítica mucho más poderosa, que en este momento tiene claro que no volverá a votar a Mariano Rajoy. En este momento.
Y no solamente eso. Es que el movimiento acaba de comenzar y va a ir a más. Los organizadores ya han anunciado que, si el Gobierno no rectifica, volverán a salir a la calle el 14 de marzo. Y pienso que entonces van a ser muchos más los que quieran manifestarse contra los incumplimientos electorales del PP que se refieren a la defensa de la vida.
Lo he escrito en más de una ocasión. Cuentan que la decisión de Rajoy de retirar la reforma a la ley del aborto la adoptó tras recibir unas encuestas del ínclito Arriola que concluían que el PP perdía más votos si entraba en el asunto del aborto que si lo dejaba estar. Me gustaría ver esas encuestas. Porque me parece que el precio que va a pagar resultará mucho más costoso. El problema es que, si nada cambia y llegamos así a la cita con las urnas, entonces la cosa ya no tendrá remedio. De nada servirá llorar, ni echar la culpa a Arriola.
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