Los beneficios de la ‘chapuza Parot’

Una corriente de alarma social recorre estos días el país, ante el goteo de salidas de etarras, asesinos en serie y violadores que ha provocado la sentencia de Estrasburgo contra la 'doctrina Parot. Las imágenes a las puertas de las prisiones resultan estremecedoras.

Hay que decir, para quienes no tengan memoria, que aquella operación legal, cristalizada por vez primera vez en el terrorista Henri Parot, al que se logró mantener en prisión, fue en su día permitida y tolerado por casi todos los estamentos que ahora la critican con tanto empeño, incluidos los jueces y, por supuesto, el Tribunal Supremo.

Por contraste, hoy nadie duda de que la famosa 'doctrina Parot fue una maniobra política y judicial más que discutible.

Y, sin embargo, a pesar del lamentable espectáculo que ahora estamos viviendo, ha tenido su efecto. Desde luego, al menos en lo que se refiere a los etarras.

¿Qué efecto? Al final no ha impedido la salida anticipada de los presos, es decir, sin cumplir la totalidad de la pena, los treinta años máximos, pero sí ha conseguido retrasar las excarcelaciones unos cuantos años. Los suficientes como para que hoy la situación sea muy distinta.

Si las salidas de prisión se hubieran aplicado cuando tocaba, es decir sin el invento de la 'doctrina Parot', esos pistoleros habrían quedado libres cuando ETA todavía estaba matando. Y todos ellos con una edad que incluso les habría permitido volver a empuñar la pistola y a colocar bombas.

Por el contrario, hoy, quedan en libertad unos personajes que tiene cinco y seis años más, muchos de ellos en los sesenta años de edad, y por tanto muy mermados como para plantearse cualquier retorno a la clandestinidad. Y, sobre todo, ahora ETA ya no dispara.

Así que la 'chapuza Parot' ha tenido sus beneficios.