José Apezarena

Que los catalanes sufran por el independentismo

Campan a sus anchas por Cataluña los llamados Comités de Defensa de la República, que ahora se dedican sobre todo a cortar el tráfico en carreteras estratégicas, y a desmontar barreras de peaje en las autopistas para que los automovilistas circulen por ellas sin pagar un euro.

Los contratiempos que producen tales bloqueos son constantes, incluyendo la imposibilidad para muchos empleados de llegar a tiempo a su puesto de trabajo, con la consiguiente pérdida de horas laborales.

Aunque, por cierto, a algunos patronos y dueños de negocios no les parecen mal los retrasos, porque supuestamente se trata de cortes de carretera "patrióticos", es decir, que con ellos se lucha por la independencia de Cataluña.

A la vez, se viene produciendo un daño económico considerable a las concesionarias de las autopistas, que todos los días ven cómo los alborotadores les privan de ingresos con los que contaban.

Por si fuera poco, ha trascendido que los CDR se proponen mantener el operativo, de boicotear el pago de peajes todos los fines de semana próximos, de aquí hasta el verano. Y que una de las medidas que se van a tomar para tratar de evitarlo es imponer multas de 200 euros a los conductores que se los salten.

Visto el caos que provocan en carreteras y autovías, la pregunta más inmediata es por qué no se pone remedio a tales excesos. No parece tan difícil. Porque tampoco son tantos los grupos que protagonizan las algaradas.

Lo que lleva a plantear una cuestión nuclear: ¿dónde están los Mossos? ¿Cómo es que no ponen fin a esta campaña de bloqueo de vías públicas, que se repite un día tras otro? Como digo, no parece tan complicado. Como tampoco lo es identificar a los activistas y proceder contra ellos.

A esa pregunta, sobre la incapacidad de la policía autonómica catalana, caben dos posibles respuestas.

La primera, que los Mossos no tienen el menor interés en actuar contra esas movilizaciones, y por eso se mantienen a la expectativa, sin hacer nada.

 

La pega es que, en aplicación del artículo 155, ese cuerpo depende ahora del Gobierno de Madrid. Que es quien teóricamente tiene el mando y toma las decisiones.

La segunda pregunta, un poco más maliciosa, surge precisamente de esta última circunstancia. ¿A alguien, en los entornos del Gobierno, se le ha ocurrido la idea de tolerar, indirectamente, los excesos de los CDR para así trasladar a la población catalana las incomodidades y penalidades que causan con sus acciones violentas?

¿El objetivo es que sufran por ello, como posible medicina para 'curar' el independentismo?

Alguno puede pensar que, además de ilegal e injusto, eso sería demasiado maquiavélico. Pero es que no se entiende que los CDR campen a sus anchas por calles y vías de Cataluña, sin que nadie les frene, con la impunidad con que lo están haciendo. No se entiende.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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